Escuché la increíble historia de un par de mellizos (niño y niña), que tenían días de haber nacido, y la niña presentaba una afección cardiaca muy seria.
A los pocos días de nacida, la salud de la niña se había deteriorado tanto que estaba a punto de morir, cuando una de las enfermeras del hospital pidió un permiso especial para colocar a los dos bebés en una misma incubadora, en lugar de separados.
Fue todo un proceso, pero finalmente el doctor accedió a poner a los dos en una sola incubadora, así como habían estado en el vientre de su madre.
De alguna manera, el niño sano consiguió poner su brazo por encima de su hermanita enferma. Al poco tiempo, y sin ninguna razón aparente, su corazón se comenzó a estabilizar y a sanar, y su presión sanguínea se normalizó; al poco tiempo su temperatura también se corrigió.
Poco a poco ella mejoró, y hoy día los dos bebés son niños completamente sanos. Un periódico oyó del acontecimiento y les sacaron una fotografía a los mellizos estando todavía en la incubadora, abrazados. Publicaron la fotografía con el título “El abrazo rescatador”.
Si se atreve a quitar su mente de sus propios problemas, de sus propias necesidades y buscar cómo ser de bendición para otras personas, Dios hará por usted más de lo que pueda pedir o pensar.
Amigo, alguien necesita su abrazo el día de hoy. Alguien necesita su amor, alguien necesita sentir su toque. Aunque usted no se haya percatado de ello, hay sanidad en sus manos, hay sanidad en su voz y Dios quiere usarle para traer esperanza, sanidad, amor y victoria a las personas que le rodean.
Si se atreve a quitar su mente de sus propios problemas, de sus propias necesidades y buscar cómo ser de bendición para otras personas, Dios hará por usted más de lo que pueda pedir o pensar.