Perecer Por No Seguir la Vision Espiritual

Proverbios 29 dice que el pueblo de Dios perece porque no tiene visión.

La palabra perecer, según el escrito en el original, tiene varias connotaciones. Una persona que perece es una persona que no tiene cobertura sobre su vida, sino que está a merced del ambiente, de la atmósfera, que le rodea. Una persona que perece es una persona que se desenfrena, pierde su moral, se entrega a los deseos de la carne.

Por eso es importante, no tan solo tener visión, sino tener una visión estratégica.

Una de las razones por las que la gente no triunfa es porque no tiene estrategia. Para tener estrategia hay que sentarse a pensar, a analizar. A veces queremos resolver ciertos problemas que no necesariamente son los que necesitamos resolver, mientras que, si solucionáramos otros, algunos de los demás caerían en su lugar.

Lo que pasa es que nos sentimos carnales pensando estratégicamente; pero cuando vemos la biblia, vemos que Dios tenía una estrategia para todas cosas.

La razón por la que mucha gente no ha alcanzado lo que Dios ha propuesto para su vida, es porque no han seguido las revelaciones divinas.

En los capítulos 1 y 2 del libro de Mateo, vemos uno a uno los sueños estratégicos que Dios les dio a José, y a los reyes, porque María había recibido una palabra, y hacía falta estrategia para que aquella palabra se cumpliera.

En el primer sueño, Dios le dice a José que reciba a María, porque lo que había concebido era del Espíritu Santo. El segundo sueño fue a los reyes, indicándoles que regresaran por otro camino, porque Herodes tenía intenciones de matar al niño. Por la misma razón, en el tercer sueño, Dios le dice a José que se vaya a Egipto, y permaneciera allí.

En el cuarto sueño, Dios le dice a José que se fuera con el niño a Israel, porque habían muerto los que procuraban matarle. Y, en un quinto sueño, José fue avisado de irse a la región de Galilea, y habitó en Nazaret, para que se cumpliese lo dicho por los profetas, que sería llamado nazareno.

Y cada vez que se ponía por obra una estrategia dada por Dios en sueños, la biblia nos indica que fue así, para que se cumpliese la palabra que había sido declarada por Dios.
El sueño siempre se basa en lo que Dios dijo.

No se manifiestan sueños estratégicos en la vida de una persona, sino hasta que esa persona recibe una palabra de Dios en su interior. Dios va a darte estrategias, Dios va a revelarte cómo hacerlo, pero tú tienes que recibir la palabra que Dios ha declarado sobre tu vida, tienes que recibir lo que Dios ha dicho de ti.

La razón por la que mucha gente no ha alcanzado lo que Dios ha propuesto para su vida, es porque no han seguido las revelaciones divinas.

Si José y María recibían la palabra, pero permanecían en el lugar en el que originalmente recibieron la palabra, Jesús hubiera muerto. Si Jocabed, madre de Moisés, recibía la palabra, pero no seguía una estrategia, de la misma manera, Moisés habría muerto.

Pero cuando hablamos de revelación y de estrategias, la gente se pregunta si fueron ellos, o si fue Dios. Y la respuesta es: fueron los dos.

Si Jocabed no hubiese planificado bien lo que hizo, entonces a la gente se le haría más fácil pensar que fue Dios. Pero Jocabed calafateó la canasta por dentro y por fuera, estuvo pendiente a que estuviera la hija de Faraón para recibir la canasta, y lo puso en el momento preciso, y el milagro ocurrió. Pero la parte divina está en que la hija de Faraón reaccionara de la manera correcta, y decidiera criar a Moisés como su hijo.

Pensando que Dios no está en el asunto, dependemos supuestamente de Dios, sin darnos cuenta que lo que hemos hecho es abandonar nuestra vida a lo irracional, y a la poca planificación y, en vez de volvernos gente de fe, nos volvemos gente irresponsable.

Dios no te va a dar una palabra, si tú no estás dispuesto a aceptar la responsabilidad de esa palabra. La gente quiere visiones y sueños, pero no quiere la responsabilidad que conllevan.

José tenía que recibir la palabra, y tuvo que recibir a María; pero cuando recibió a María, recibió la responsabilidad. No era fácil recibir y entender lo que Dios le estaba diciendo a José, pero José estuvo dispuesto a aceptar la responsabilidad de la palabra que había recibido.

Cada palabra que Dios te da, tiene un grado de responsabilidad que tú tienes que aceptar… Y no todo el mundo está dispuesto a aceptarlo.