Pedro negó al maestro públicamente, y Jesús tuvo que buscarlo entre la multitud e ir donde él y preguntarle: ¿Me amas? Nuestras vidas deben reflejar en quién hemos creído. Debemos expresar, demostrar, públicamente a quién amamos.
¿Por qué bautizar? Para entender la importancia de la conexión con la casa de Dios, porque es un acto público de renuncia a la vieja vida, porque es un acto en el que nos sometemos a la autoridad de Cristo.
Si queremos que nuestros países cambien, no podemos avergonzarnos de decir públicamente en quién creemos. Tenemos que buscar a otros y ganarlos para el Señor, y que entiendan que tienen que hacer lo mismo.
Donde tú vives, donde estás, ¿la gente sabe que tú has renunciado al mundo? ¿O estás viviendo una doble vida? Públicamente, ¿te atreverías defender realmente lo que tú crees?
El bautismo es un acto de fe que simboliza el enterrar la vieja vida, y resucitar a la nueva.
Lo triste es que en la iglesia hemos perdido estos valores. ¿Cuándo fue la última vez que tú recordaste que tú renunciaste al pasado? ¿Cuándo fue la última vez que recordaste que comenzaste una nueva vida? ¿Cuándo fue la última vez que tú recordaste que le has dicho al mundo entero que tú eres diferente?
¿Sabes cuánta gente puede seguir tu ejemplo? cuando tú te atrevas a hacer lo que tienes que hacer. Tus hijos, por ejemplo, necesitan ver que sus padres no se avergüenzan del evangelio.
Cristo dijo: Id y haced discípulos a las naciones, bautizándolos. El bautismo es un acto público. Cristo está buscando gente que públicamente lo acepte a él como Rey y Señor, que públicamente digan que han renunciado a su vieja vida y comenzado una nueva, que no importa las amistades que puedan perder, sino las que van a ganar, que no importa el que no entienda, sino los que nos van a seguir.
¿Sabes cuánta gente puede seguir tu ejemplo, cuando tú te atrevas a hacer lo que tienes que hacer? Tus hijos, por ejemplo, necesitan ver que sus padres no se avergüenzan del evangelio.
El bautismo es una orden divina. No hay que bautizarse diez veces, pero aunque te bautices una vez, lo que no puedes hacer es olvidar lo que tú hiciste, porque ese día estabas diciendo que renunciabas a tu vieja vida.
La gente a tu alrededor, ¿saben que tú has renunciado? ¿O no pueden diferenciar? Peor aun, ¿sabes tú que renunciaste? ¿O todavía estás pensando si eres una nueva criatura o no? ¿Estás en dos aguas?
Dios está levantando una generación radical, gente que públicamente dondequiera que estén no tengan problema en adorar a Dios, en honrarle a él.
El gobierno podrá sacar la oración de las escuelas, pero no del corazón de un niño.
Asegúrate de que tu vida le muestre al mundo que tú renunciaste al pasado, porque de eso se trata.