Otoniel Font
El Poder de la Gloria de Dios
En Éxodo 14, observamos al pueblo de Dios saliendo de Egipto. En Éxodo 33, Moisés le dice a Dios que mejor no lo saque de allí, si su presencia no iba con ellos.
Dios le había dicho que los iba a sacar de allí, y que los llevaría a otro lugar, pero no le había dicho quién iría con ellos. Moisés le estaba diciendo que no estaba esperando meramente un ángel, sino que él quería que su presencia fuera con ellos. Y Dios le responde: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
Y la pregunta es: ¿qué es descanso? Porque cuando Dios le promete a Moisés su presencia, Moisés se pone atrevido y le dice que no quiere tan solo la presencia, sino que le mostrara su gloria. Y Dios le dice que lo escondería en una peña y pasaría delante de él, y su bien iba a pasar delante de él. Así que la gloria de Dios es el bien de Dios.
Luego de que tienes la presencia de Dios, la gloria se tiene que manifestar, y la gloria de Dios sobre tu vida no es otra cosa que su bien sobre ti.
Desde Éxodo 14, en adelante, vemos la presencia de Dios con su pueblo, que se ve manifestada en la gloria, y la gloria la vemos manifestada en el bien.
La gloria de Dios llega por la presencia de Dios, y la presencia llega porque cumplamos con el deseo de Dios
Cuando cumplimos con el mandato del Señor de ir y predicarle a las naciones, cuando no desaprovechemos una oportunidad de hablarle a alguien y decirle que tiene que renunciar a la vieja vida, y convertirse en un discípulo, y hacer lo que Dios nos mandó a hacer, entonces la presencia de Dios está con nosotros, su gloria pasa delante de nosotros, y su bien.
Una de las manifestaciones de la presencia de Dios fue una nube. La nube iba dirigiendo al pueblo de Israel, iba delante de ellos, pero de momento Faraón venía tras el pueblo de Israel, y dice la palabra que la nube que estaba al frente se puso detrás. Ahora, entre Faraón y el pueblo, estaba Dios. Y ahora lo que Faraón veía era aquella nube.
Cuando la presencia de Dios va contigo, y el enemigo viene persiguiéndote, la presencia de Dios que estaba al frente se posa detrás de ti. La gente que te ha querido hacer daño, lo que ve es la nube de Dios. La gente que ha venido persiguiéndote lo que ve es la presencia de Dios. La nube lo que hace es cubrirte, protegerte, esconderte de aquellos que te han querido hacer daño.
El bien de Dios se manifiesta de varias maneras. En primer lugar, el bien de Dios es la protección divina. Por eso tenemos que predicar a Dios. Su presencia irá contigo, su presencia trae su gloria, su gloria trae protección. Dios se pone detrás de ti, delante de tus enemigos.
En segundo lugar, la gloria de Dios se ve manifestada a través de su provisión para nuestras vidas. La gloria de Dios tú la ves en tu caminar, según Dios va proveyendo día a día. Predicar la palabra de Dios provoca el favor de Dios sobre tu vida. Cuando el pueblo de Israel se levantaba cada mañana, había maná, había codornices, había provisión, ahí estaba la gloria de Dios.
La gloria llega por la presencia, y la presencia llega porque cumplamos con el deseo de Dios. No puedes decir que amas a Dios, sin amar lo más que él ama, y sin hacer lo que él te pide. Lo más que él ama es la iglesia, y lo que él pide es que hagas lo que tengas que hacer para que no pase uno delante de ti sin que tú lo veas como una oportunidad de entrarlo en reino de Dios.
En tercer lugar, la presencia de Dios trae dirección. La presencia de Dios va a dirigir tu camino, su gloria va a abrirte camino donde no lo había.
¿Cuándo fue la última vez que tú le hablaste a alguien del Señor? Queremos todo de Dios. Queremos protección, queremos provisión, y queremos que él nos dirija. Pues la clave es bien fácil: Haz lo que él pidió, y tienes su presencia, su presencia trae su gloria, y su gloria trae su bien sobre ti. No te faltará nada, estarás protegido, y tendrás dirección. Él estableció un pacto. Él dijo que, si tú cumples lo que él pidió, él estaría contigo, hasta el fin del mundo.