Otoniel Font
El Poder de Dios
En Éxodo 7:5 Dios dice: Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto. Cuando hablamos de la mano de Dios, hablamos del poder de Dios.
Cuando Dios va a mandar a Moisés ante el pueblo de Egipto, dice la palabra, que le constituye dios para Faraón. Faraón era dios para Egipto, así que ahora tenían que ir de dios a dios. Y Dios se encargaría de hacer que cosas maravillosas ocurrieran para sacar a su pueblo de Egipto.
Cuando Dios llama a Moisés, Moisés hace una pregunta: ¿En nombre de quién yo voy a ir? Y Dios le respondió que iría en el nombre de: Yo Soy el que Soy.
Dios le da dos instrucciones a Moisés, para dos pueblos. Al pueblo de Israel, Moisés se le presentaría como: Yo Soy el que Soy; pero ante Faraón lo constituiría como dios. Y a través de Moisés, Dios ejercería juicios sobre Faraón, y Faraón los dejaría ir.
Las señales y los prodigios no eran para el pueblo de Israel. El pueblo de Israel tenía que conocer a Dios por sus nombres. El nombre lo que expresa es el carácter. A través de toda la biblia, Dios se reveló al pueblo de Israel, por medio de sus nombres: Jehová Jireh, Jehová Nisi… El carácter de Dios era reflejado a través de esos nombres.
El poder de Dios es para la demostración hacia el mundo. Dios sacó al pueblo de Israel de Egipto con actos divinos que le decían al mundo: No te metas con esta gente
La iglesia no debe conocer a Dios por su poder. La iglesia debe ser conocida por el poder de Dios, pero nosotros debemos conocer a Dios por su carácter, por su nombre, por la revelación de la relación que tenemos con él.
El poder de Dios es para la demostración hacia el mundo. Dios sacó al pueblo de Israel de Egipto con actos divinos que le decían al mundo: No te metas con esta gente. Porque cuando Moisés levantaba su mano, la mano de Dios estaba ahí.
Jabes, en su oración, pidió que la mano de Dios estuviera con él.
Jabes estaba pidiendo poder; estaba pidiendo el poder de Dios que estuvo con Moisés. Ese es el mismo poder que nosotros tenemos que tener, que tenemos que buscar. Ese poder está al alcance de nuestra mano, porque la mano de Dios está sobre nuestra vida, y cualquier cosa puede suceder a nuestro alrededor. Si Dios tiene que abrir un camino en medio del mar para que tú cruces, él lo va a hacer.
Donde en ocasiones la iglesia falla es en que queremos seguir conociendo a Dios como lo conocíamos en el mundo: por el poder, y no por su carácter. Debemos pedir a Dios – como Jabes – el poder, para demostrarle al mundo quién es él a través de nosotros, pero nosotros debemos conocerle a él por su carácter.
Tú no necesitas una demostración de poder para saber que él es Dios. Sabes que él es Dios, porque te ha sido revelado por su nombre. Pero tú debes saber, que el día que tú necesites su mano, su poder está a tu alcance. Y el día que tú necesites que el mar se abra, bastará con levantar tu mano, y no será tu mano la que abra el mar, sino la mano de Dios, no tan solo para salvarte a ti, sino para demostrarle al mundo que él fue quien te salvó.
Lo que esté impidiendo tu camino hacia lo que Dios te prometió, si él lo tiene que partir en dos y aguantarlo, el lo va a partir en dos y lo va a aguantar, hasta que tú cruces, hasta que tú llegues al otro lado.