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Otoniel Font

Dirige la Gente a Dios

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Uno de los retos que tenemos como iglesia es verdaderamente entrar en un equilibrio entre nuestro servicio a Dios y nuestro deber social.

Si fuera por la sociedad, la iglesia se dedicaría únicamente a realizar trabajo social, porque el mundo no puede entender que la obra social más grande que hacemos es la predicación de la palabra de Dios. No significa que vamos a desconectarnos de lo que es esa gracia de poder bendecir a una sociedad. Necesitamos un equilibrio perfecto.

Cristo lo logró. Él estaba muy claro de lo que vino a hacer. En Lucas 4, él dice: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido, para darle buenas nuevas a los pobres. Él estaba claro que, entre muchas otras cosas, su trabajo era predicarle a los pobres.

Pero, en una ocasión, cuando la gente lo seguía para escuchar la palabra, se hizo de noche, estaba oscuro, la gente tenía hambre, y él tuvo compasión de ellos, y multiplicó panes y peces. No siempre hizo esto, no delante de todas las multitudes, pero en un momento dado él sabía que tenía que aportar a la necesidad.

Toda persona que reciba una ayuda social de nuestra iglesia no la va a recibir eternamente. ¿Por qué? Porque no somos el Dios de esa persona

Hay varias maneras en las que el hombre recibe a Dios. Uno es a través de un contacto espiritual, donde tú entiendes que necesitas de Dios, a través del convencimiento del Espíritu Santo. Pero hay otra cosa que también provoca que el hombre se abra a recibir palabra del Señor, y es cuando nosotros, como iglesia, le mostramos el bien. Cuando nosotros creamos la atmósfera donde el evangelio puede ser predicado, el evangelio puede llegar.

Jesús sabía que una multitud con hambre no le iba a prestar atención. Así que él le da de comer, porque dándole de comer a esa multitud en ese momento creaba la atmósfera apropiada. No dice que siempre le dio de comer. No dice que le dio de más. Al único que le dio de más fue al que dio los panes y los peces para que los demás comieran. Ese se llevó doce canastas. La multitud se satisfizo ese día, y al otro día tenían que buscar dónde comer. Pero Jesús sabía que, para que recibieran la palabra, era necesario crear el ambiente.

A través de la historia, la iglesia lo que ha hecho es atosigar a la gente para que se convierta. Y lo que estamos buscando es que la gente confiese que Jesucristo es el Señor. Y lo que estamos es forzando y casi obligando a la gente, y llega un punto en que la gente se hastía. Deberíamos permitirle al Espíritu Santo hacer su obra. La pregunta es si estaremos creando el ambiente donde el Espíritu Santo puede tocar la vida de alguien, para que entonces esa persona pueda recibir la palabra.

Forzando a la gente a algo que no está en la inclinación humana, no se puede lograr el verdadero cambio, la transformación. Es necesario crear la atmósfera para que pueda haber un diálogo de verdadera influencia.

El problema ha sido que, al no lograr ese equilibrio necesario, nos volvemos demasiado seculares, y dejamos de ser lo que somos, dejamos de ser la iglesia que somos. Porque entonces queremos ganar a todo el mundo, y queremos hacer lo que no nos corresponde hacer, y sin darnos cuenta pretendemos convertirnos en los dioses de otra gente.

Toda persona que reciba una ayuda social de nuestra iglesia no la va a recibir eternamente. ¿Por qué? Porque no somos el Dios de esa persona.

¿Qué ha pasado con el sistema de ayuda gubernamental? Se ha convertido en el Dios de un grupo de personas que dependen únicamente de ese sistema. La ayuda que se supone que fuera momentánea, temporera, que fuera para que se pusieran sobre sus pies, la han convertido en su Dios.

Y a veces nos sentimos tan bien al dar que cometemos el error de convertirnos en los dioses de la gente, haciendo cosas que no debemos hacer. Tanto esto, como desconectarnos de la sociedad, son extremos muy negativos.

Cuando la iglesia se desconecta de la sociedad, no tiene impacto perpetuo en ella. Cuando la iglesia se mete en la sociedad únicamente supliendo, o pensando que mostrando el bien de Dios a través de sus acciones es la manera de ganar y convertir a la gente, entonces ponemos a la gente a depender de nosotros, y no de Dios.

Nuestro trabajo no es convertirnos en los dioses del mundo. Nuestro trabajo es dirigir a la gente a Dios.

Es pastor de las iglesias Fuente de Agua Viva en Puerto Rico y Orlando, Florida. Sus mensajes se escuchan a través de Pura Palabra Media, radio, Internet y televisión. Está casado con la Pastora Omayra Font. Actualmente, preside el Concilio de Iglesias Fuente de Agua Viva y Caguas Educational TV, que maneja la estación televisiva NCN Televisión en Puerto Rico y la emisora de radio Estación de la Familia 89.1 en Orlando, FL. Además, maneja varias empresas comerciales de venta directa y bienes raíces. El Pastor Otoniel Font es conocido por su dinámica predicación de la Palabra de Dios. Sus enseñanzas presentan principios básicos de la Palabra con la intención de exhortar y motivar al pueblo de Dios. Sus mensajes han impactado a miles de vidas en Puerto Rico, Estados Unidos y Latinoamérica, por medio de sus servicios semanales, programas de radio y televisión, transmisión a través del Internet, aportaciones a revistas y periódicos, y por sus visitas a diferentes ministerios internacionalmente. Su programa de televisión Generación Victoriosa es transmitido por la cadena Enlace y NCN Televisión llegando a millones de televidentes. Sus programas de radio “Generación Victoriosa Mediodía” por la Estación de la Familia 89.1 y “Alegría para el Alma” por Noti-Uno 630 gozan de gran popularidad entre los radioescuchas.

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