El apóstol Juan escribió: «El perfecto amor echa fuera el temor» (1 Juan 4:18). Cuando el escritor utiliza la palabra «temor», se refiere a esa clase de inseguridad que produce el terror, el miedo y el temor ciego, tal como un esclavo se siente cuando es desobediente ante el látigo en las manos del amo cruel. Donde hay perfecto amor, no existe el temor.
El amor construye confianza. Las manos amorosas acarician, no golpean. El poder del verdadero amor es inmensurable. Lo que hace falta en el mundo para destruir el temor es el amor perfecto.
Hay otra expresión que el apóstol San Pablo le dice a su discípulo Timoteo al escribirle su segunda carta: «Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio» (2 Timoteo 1:7 DHH). Otra traducción de la Biblia usa la palabra «cobardía» en lugar de «temor».
El temor produce cobardía, lo que nos impide tener un espíritu de aventura y nos paraliza ante las posibilidades. Pablo deseaba animar a Timoteo a descubrir que no era necesario dejarse dominar por el temor, sino que podía dominarse a sí mismo a través del dominio propio que viene de estar bajo la poderosa influencia espiritual de Dios.
Dios desea que sepamos que se puede vivir libre del espíritu de temor, caminar en amor, en poder y en dominio propio.
De la misma manera, Dios desea que usted y yo descubramos esa misma enseñanza. Dios desea que sepamos que se puede vivir libre del espíritu de temor, caminar en amor, en poder y en dominio propio. Si permitimos que el verdadero amor de Dios inunde nuestras vidas, nunca más seremos esclavos del miedo. El temor paraliza a las personas y es un obstáculo que entorpece el camino rumbo a ser un campeón, y nos impide alcanzar los sueños que Dios nos ha programado para conquistar nuestra tierra prometida.