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Juan Carlos Ortiz

Logros de la Cruz – Justificacion

Publicado

, el

Rom. 1:17, 3:20-26, 28, 5:1-2
Por Pastor Juan Carlos Ortiz
Ministerio Hispano de la Catedral de Cristal
Garden Grove, California
22-Abril-2001

Primera Frase: ¿Se siente a veces culpable? ¿Le acusa a veces la conciencia? ¿Está descontento consigo mismo? ¿Tiene complejos? ¿Cree usted que nos es digno? ¿Le parece que el Señor no le va a usar? El sentirse culpable puede ser una bendición o una maldición, según de donde proviene esa tristeza. ¿Cuál es la fuente de su sentido de culpa?

INTRODUCCIÓN

El sentimiento de culpa es positivo, cuando hemos hecho lo que no debíamos, como mentir, robar, no devolver lo prestado o desobedecimos la voluntad de Dios y el Espíritu Santo nos habla en la conciencia con amor y nos insta a arrepentirnos, confesar y arreglar lo que hicimos, esto es bueno y saludable. Se soluciona pidiendo perdón a quien hemos herido y a Dios, y restituyendo lo que hemos dañado procurando no repetirlo más. Entonces el gozo del Espíritu nos inunda y volvemos a ser felices. El Espíritu Santo es un amigo que nos ayuda a permanecer limpios, santos, en paz y alegría y a ser cada día mejor.

El sentimiento de culpa es negativo, cuando nos molesta el pasado ya perdonado. Los males de antes de convertirnos, de la niñez o juventud o las fallas que ya hemos confesado y abandonado. Muchos siguen avergonzados y desanimados y no se animan a servir al Señor por sentirse pecadores. Este sentimiento de culpa lo produce Satanás, el adversario y acusador de los creyentes. Discernamos cuando es el Espíritu Santo que nos llama al arrepentimiento para recuperar el gozo del señor y cuando es Satanás para que nos sintamos miserables. El nos baja la estima personal para que nos revolquemos más en el pecado.

En resumen: Cuando fallamos y nos sentimos tristes pero con ganas de solucionar la situación confesando, devolviendo, reparando y arreglando el mal que hicimos, ese es el Espíritu Santo. Es un descontento pasajero. Pero cuando nos sentimos indignos de servir al Señor, acomplejados, nuestra estima personal por el suelo por lo que fuimos e hicimos y esa tristeza perdura aún después del encuentro con Cristo, eso proviene del enemigo para anularnos y que no sirvamos a Dios.

Dios nos justificó pero no quita el sentimiento de culpa, debemos hacerlo nosotros. Rechacémoslo creyendo que Dios nos justificó y estemos seguros de nuestra salvación eterna

EL ACUSADOR

1. Uno de las actividades más importantes de Satanás es acusarnos ante Dios y pedirle que nos condene. También viene a acusarnos a nosotros para desanimarnos, herir nuestro orgullo, acomplejarnos y nos sintamos indignos de servir a Dios. Aunque somos salvos, nos sentimos perdidos. ¡Qué difícil es comprender, la soberanía y la gracia de Dios! Tendemos a pensar que a Dios hay que ganárselo portándose bien o sobornándolo con alguna obra buena. Eso es servirlo por interés.

Para que una relación de amor sea perfecta debe ser desinteresada. Si yo me acerco a alguien para ver que le puedo sacar, como los vendedores en la tienda, eso no es amistad ni relación de amor.

2. El verdadero amor es «entregarse, olvidándose de sí, pensando lo que al otro le pueda hacer feliz». La definición de la palabra amor, (Ágape, Gr.) es «El completo derramamiento del Ser entero a otro sin interés de recibir algo en cambio». Es un amor sin condiciones.

Es un amor basado en el que ama solamente, totalmente independiente del comportamiento del otro. Es un amor que brota de la naturaleza del amante. Dios es amor, por eso ama al mundo Juan 3:16. Dios no ama al mundo porque el mundo es bueno, simplemente lo ama porque él es amor 1 Juan 4:8, es su naturaleza, «no se puede negar a sí mismo» 2Timoteo 2:13.

Su naturaleza es ser «Fiel y Verdadero» Apocalipsis 19:11. Por supuesto tampoco nos obliga a que lo amemos ni a que lo sirvamos ni nos impone su amistad 2Timoteo 2:12. Pero si le amamos y confiamos en él, nuestras debilidades no son un problema para él. No podemos comprarle el amor a Dios, Él ama porque esa es su naturaleza. Como es soberano puede hacer lo que quiere sin tenerle que dar cuenta a nadie. Como es Amor ama. Como es un Dios de gracia, perdona sin pedir nada en cambio.

3. Pero Satanás no entiende la gracia. Para él el que se porta mal debe ser castigado es suyo y tiene que acompañarle en el infierno. Él no entiende el perdón a la mujer adúltera ni el paraíso para el ladrón de la cruz ni que nosotros podamos ser salvos y nos acusa continuamente. Dios es Gracia, es padre, nos ama. Aún nosotros ¡cuánto amamos y perdonamos a nuestros hijos! Nosotros somos hijos de Dios. Él nos ama y nos perdona si creemos en su amor Romanos 4:4-8.

4. Muchos tienen miedo de proclamar esta verdad porque piensan que es una puerta abierta para la desobediencia. «¿Para qué me voy a cuidar si Dios me ama igual?» Sin embargo, esta actitud de Dios nos constriñe a amarlo también a él desinteresadamente 2 Corintios 5:14-15. Las obras buenas, la vida limpia y santa valen cuando están inspiradas en nuestro amor al Padre amoroso.

Cuando las obras buenas están motivadas por interés, son obras sin valor, muertas. Dios es el ejemplo de como amar, Él nos ama y se alegra sobre nosotros Sofonías 3:17. Como lo expresó el poeta: «no me mueve mi Dios para quererte, el cielo que me tienes prometido… me mueves tú, oh Dios…»

5. Dios no necesita que le paguen para perdonarnos, pues si hay pago, no sería perdón ni misericordia, la gracia no sería gracia sino negocio y la obra no sería obra sino pago Romanos 11:6. «Misericordioso y clemente es Jehová, lento para la ira y grande en misericordia» Salmo 103. Perdón es cuando uno merece el castigo y no lo culpan. Si uno tiene que pagar lo que hizo, no le han perdonado. Satanás es el que no perdona y nos acusa continuamente a Dios y a nosotros mismos.

Satanás nos aborrece más porque cree que Dios es injusto en no castigarnos como merecemos. ¿Salvación por creer en Jesús? ¡nunca! Dice él. El que las hace las paga. ¡A él le costaría mucho invocar el nombre de Jesús! Por eso nos tienta a lo sumo para que Dios se canse de nosotros y al final nos condene.

DIOS ES NUESTRO PADRE Y JESUCRISTO NUESTRO SALVADOR

1. «¿Quién acusará a los escogidos de Dios? ¡Dios es el que justifica! ¿Quién es el que condenará? ¡Cristo es el que murió! Más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros»

¿Qué es un justo? Uno que observa le ley a la perfección y cumple con todas sus obligaciones. Es hacer la voluntad de Dios y agradarle en todo. Es tener una conducta continuamente correcta y perfecta. ¿Quién es justo entonces? Dice San Pablo: «No hay justo, ni aún uno» Romanos 3:10-12. Nosotros somos pecadores e injustos. ¿Cómo podemos ser salvos?

2. ¡Dios es el que justifica!» En la corte celestial Dios escucha todas las acusaciones de Satanás contra nosotros, sus largas listas de pecados graves, sus pruebas contundentes contra nosotros demostrando que somos dignos del infierno. Pero Dios, que nos hizo, nuestro Padre, que es amor y es soberano, baja el martillo y nos declara «no culpables» por pura gracia. Satanás queda confundido. No se conforma con el veredicto y sigue acusándonos. Se lo pasa haciendo apelaciones, yendo y viniendo de la corte y acusándonos a nosotros para que nos sintamos mal.

3. Pero «¿Quien es el que condenará? ¡Cristo es el que murió!». Dios también es justo y le pide a Satanás el precio para liberarnos. Él pide la vida del Hijo de Dios. Cristo paga el rescate para quitarle toda pretensión a Satanás quien es despojado de todo reclamo por la Sangre de Jesucristo Apocalipsis 12:11. Perdió todo argumento. El precio de nuestra salvación está pagado.

– Jesús despojó a Satanás de todo reclamo «cancelando el certificado de deuda que había contra nosotros, lo quitó de en medio y lo clavó en la cruz, despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.» Colosenses 2:14-16 ¡Ya ni le reciben en la corte!

– La Biblia al Día dice: «La prueba acusatoria que había contra ustedes, es decir, la lista de mandamientos que no habían obedecido, quedó anulada, clavada en la cruz de Cristo. De esta manera despojó a Satanás del poder de acusarlos de pecado, y proclamó al mundo el triunfo de Cristo en la cruz.»

– La traducción de Phillips lo pone así: «Jesús borró totalmente la evidencia escrita de mandamientos desobedecidos que colgaba sobre nuestras cabezas y la anuló completamente clavándola a la cruz. Después sacó el aguijón que eran todos los poderes y autoridades que estaban contra nosotros, los expuso, los quebrantó, vació y derrotó en su triunfo victorioso»

– San Pablo agrega: «Dios nos libró de la potestad de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado» Colosenses 1:13

¡JUSTIFICADOS!

«Porque el Evangelio revela como Dios hace a los hombres justos por la fe desde el principio hasta el fin, como dice la Escritura, el que es justificado por Dios vivirá por la fe» Romanos 1:17, TEV.

«La justicia de Dios es para todos los que creen en Él. Es por la fe en Jesucristo. No hay distinción de personas, por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios. Pero somos justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.» Romanos 3:22-24.

«¿Quién acusará a los escogidos de Dios? ¡Dios es el que justifica! ¿Quién es el que condenará? ¡Cristo es el que murió! Más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros»

CONCLUSIÓN

1- ¿Que hacemos entonces con el sentimiento de culpa? Si hemos hecho algo que nos molesta la conciencia, no nos hemos arrepentido y no lo hemos confesado, es el Espíritu Santo ayudándonos a que arreglemos nuestra vida arrepintiéndonos, confesando y reparando lo que dañamos. Pidamos disculpas a la persona, devolvamos lo prestado o robado. Si hemos mentido, confesémoslo. Eso nos devolverá el gozo del Señor.

2- Pero si tenemos sentimiento de culpa continuado por cosas de nuestra vida antes de entregarnos al Señor, o de pecados que ya hemos confesado, eso es una estratagema de Satanás para quitarnos la paz y acomplejarnos. Recordemos que estamos justificados. Dios nos mira como Justos, como si nunca hubiéramos pecado, como si fuéramos perfectos. La fe en el amor de Dios nos justifica. La fe nos es contada por justicia, es decir, tener fe es como portarse perfectamente.

3- Dios nos justificó pero no quita el sentimiento de culpa, debemos hacerlo nosotros. Rechacémoslo creyendo que Dios nos justificó y estemos seguros de nuestra salvación eterna.

ORACIÓN: Señor, algunos no entienden esta verdad, pero todo esto ¡es tan lógico! Si para salvarse uno debería ser perfecto, no la salvación no existiría siquiera. Tiene que ser así, tiene que ser por gracia, tiene que ser que tu nos justificas. Tu eres justo y tu justificas al Impío. Nosotros, creemos y nuestra fe nos es contada como justicia. Amén.

Juan Carlos Ortiz se ha graduado en 1954 en el Instituto Río de La Plata en Buenos Aires, Argentina. Es un predicador que con sencilles explica las escrituras. Sus predicas como sus libros son altamente requeridos en todo el mundo. El ha tomado numerosos cursos en todo el mundo. Durante dos años realizó estudios teológicos intensos y fue examinado por los teólogos de la Iglesia Evangélica Presbiteriana en los Estados Unidos y más tarde por los teólogos de la Iglesia Reformada de América, donde fue ordenado como un Reformador Minister. In 1989 el Dr. Ortiz fue concedida Doctor Honoris Causa por la Escuela de Graduados de Teología de California Dr. Juan Carlos Ortiz es Pastor Principal emérito de la Catedral de Cristal en Garden Grove, California. En 1956 fue ordenado Pastor en la Asambleas cristiana de la Argentina. Su vasta experiencia en grupos de discipulado pequeños lo ha llevado a convenciones, congresos, universidades, seminarios e iglesias en cinco Continents. El ha sido profesor en el Instituto Bíblico Río de la Plata, en Argentina y profesor en la Escuela Robert Schuller de la Predicación, que operaba en el campus de la Catedral de Cristal y de la Universidad de Pastores en Los Ángeles. Él también sigue aceptando algunas de las muchas invitaciones de todo el mundo y de los EE.UU. para enseñar en las conferencias y seminarios de diferentes denominaciones. Por cinco años, el Dr. Ortiz produjo la serie de televisión, La Hora de Poder, que fue transmitido en doce países de América Latina.

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