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Juan Carlos Ortiz

Logros de la Cruz, Acceso al Trono de Dios

Publicado

, el

Heb. 12:18-24, 28. 10:19-22; 4:16
Por Dr. Juan Carlos Ortiz
Ministerio Hispano de la Catedral de Cristal
Garden Grove, California
17-Jun-01

En la lectura de hoy, San Pablo compara la vida del Judío bajo la ley y la de los creyentes en Cristo bajo la gracia.

1. Ustedes no tuvieron que acercarse a aquel monte palpable, como los israelitas, ni han tenido que experimentar el terror del fuego abrasador, la tenebrosidad, la oscuridad y la horrible tormenta que experimentó el pueblo de Israel en el monte Sinaí cuando Dios les dio la ley.

2. ¡Tan agudo fue el toque de trompeta! y ¡tan sobrecogedora la voz que daba el mensaje! que el pueblo suplicó a Dios que no les hablara más. ¡Retrocedieron espantados! al escuchar que, según la ley que allí se ponía en vigor, el animal que tocara la montaña ¡tenía que morir! Tan terrible fue la escena que contemplaron, que ¡hasta el mismo Moisés templó de pavor!

3. Ustedes han tenido la dicha de poder subir directamente al verdadero monte de Sión, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a la asamblea de un sinnúmero de ángeles felices que alaban a Dios, y a una iglesia compuesta por hombres, mujeres y niños cuyos nombres están inscritos en el cielo.

4. Se han acercado a Dios, quien es el Juez de todos; a los espíritus de los redimidos, que ya están en el cielo, que ya han sido perfeccionados. Y se han acercado a Jesús mismo, el abogado de este nuevo pacto tan maravilloso, y a la sangre rociada del Señor que, en vez de pedir venganza como la sangre de Abel, concede gratuitamente perdón.

5. Así que, procuremos obedecer al que nos está hablando; porque si el pueblo de Israel no escapó cuando se negó a escuchar a Moisés, el mensajero terrenal, mucho menos escaparemos nosotros si no prestamos atención a las palabras de Dios, que nos habla desde el cielo.

6. Cuando Dios habló en el monte Sinaí, su voz conmovió la tierra. Pero «la próxima vez» dice, «no sólo conmoveré la tierra sino también el cielo».

7. Esto quiere decir que va a remover lo que no tenga cimientos firmes, y que sólo lo inconmovible permanecerá.

8. Por eso, en vista de que el reino nuestro es inconmovible, sirvamos a Dios con corazones agradecidos, y procuremos agradarle con temor y reverencia. Porque nuestro Dios es fuego santo consumidor.

Que el Señor añada su bendición a su Palabra.

Hebreos 10:19-22; 4:16

«Por eso amados hermanos, gracias a la sangre de Jesucristo, podemos entrar en el Lugar Santísimo en que Dios está, por el fresco, nuevo y vivo camino que Cristo nos abrió a través del velo (o sea, a través de su cuerpo), y ya que tenemos un gran sumo sacerdote en la casa de Dios, lleguémonos hasta la misma presencia de Dios con corazones sinceros, confiando plenamente que ha de recibirnos, porque hemos sido purificados con la sangre de Cristo y lavados con agua pura.»

«Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de Dios y hallemos allí misericordia y gracia para el momento en que lo necesitamos.»

Primera Frase: ¿Se imagina lo que significa tener acceso al Trono de Dios? — ¿Qué haría usted si tuviera acceso al Presidente Bush? — Lo que llamamos oración, es mucho más que repetir el Padrenuestro o hacer oraciones espontáneas nombrando a Jesús al final. La oración entendida es una incursión en el Reino Espiritual o invisible, al trono de Dios. ¡Este es otro logro de la cruz!

INTRODUCCIÓN

Lo que les narro a continuación, me ocurrió a mí cuando tenía apenas 20 años. Eran las 12 del medio día del domingo. Estaba con un martillo en mi mano arreglando mi pizarra para dar mi clase de Escuela Dominical. Me sobrecogió un deseo tan intenso de orar que dejé el martillo y me arrodillé allí donde estaba. Cerré mis ojos y en el acto vi una luz brillante del tamaño de una pelota de golf.

Era mucho más fuerte que el sol del medio día. Esta bola de luz se fue agrandando hasta que me envolvió a mí. Era como haber pasado a otra dimensión, como si la eternidad se hubiera acercado y me hubiera absorbido hacia su lado. Luego de acostumbrarme a esa luz comparable a nada de esta tierra, se comenzó a dibujar un gran barranco y un valle. En el valle estaba el pastor de mi iglesia y los principales miembros del consistorio, en total unos siete.

Era una reunión de junta. Estaban parados discutiendo. No oí nada de lo que decían pero sus movimientos eran bruscos y de discusión acalorada. Eran italianos. Mis ojos se fueron hacia arriba del barranco y allí estaba Jesús, vestido de blanco y celeste, con sus brazos apuntando hacia abajo, donde estaba la junta y moviendo la cabeza decía: «Pensar que esa es mi esposa y a mí ni me consultan, pensar que esa es mi iglesia y actúan como si yo no existiera».

Después de eso, la escena quedó en blanco y comenzó a hacerse como una pelota mas pequeña hasta que desapareció tal como había venido. Yo me encontré de rodillas en mi taller, ¡habían pasado apenas 5 minutos! Mi sensación fue como que estuve en otro mundo. Le conté ese mismo día al pastor. Me dijo que tenían un problema, no me dijo qué y me encomendó que no dijera mi visión a nadie, que él la tendría en cuenta. Obedecí al pie de la letra. Esta fue una de cuatro experiencias espirituales sobrenaturales o extra sensoriales que tuve en mi vida. Todas entre mis 18 y mis 24 años.

A. EL TRINO DIOS

1. El Padre. Cuando yo voy a mi lugar de oración un día por semana, lo primero que hago es reconocer a la Trinidad. Tengo un tiempo de contemplación para el Padre, para el Hijo y para el Espíritu Santo. ¡Cuánto he pensado en la Trinidad! ¡De cuántas maneras me la he imaginado! Mientras contemplo a cada una de sus personas, aprendo más de ellas.

Haciendo esto, por ejemplo, he aprendido a amar más al Padre. Su rol en nuestra Salvación es el más importante, él es el que nos conoció antes de los siglos, nos creó, nos amó, nos escogió, nos predestinó, llamó, perdonó, justificó y glorificó Efesios 1:3-5 Romanos 8:28-32. El padre, enamorado de su Hijo Unigénito y Eterno Jesucristo, quiso darle una familia de muchos hermanos Romanos 8:29; Hebreos 2:11.

En realidad, nuestra devoción y amor debe ser primero al Padre, él es el origen, y meta de nuestra vida. No oramos a Jesús, sino al Padre en el nombre de Jesús. Jesucristo es el medio para llegar al Padre Juan 14:6. Al final de los tiempos cuando Jesús complete su obra y estemos todos en la gloria, el mismo Hijo se sujetará al Padre 1 Corintios 15:24-28. Por eso la Invocación al comenzar la Celebración Dominical se dirige generalmente al Padre y el primer himno es al Padre. Es el Padre el que está en el trono. Jesús está sentado a la derecha del Padre.

2. El Hijo. Jesús es Dios también. Al contemplarlo también aprendo cada vez más de él. Le adoro como al Padre. Cuando se enteró que el rescate que pedía Satanás para dejarnos en libertad era su vida, él voluntariamente se la ofreció al Padre. No lo hizo porque lo forzó el Padre. Él participó voluntariamente en nuestra redención Juan 10:17-18. Nadie lo forzó. Por el contrario, el corazón del Padre estaba despedazado, porque por un lado él nos amaba a nosotros y quería librarnos del poder de las tinieblas Colosenses 1:13, pero por otro lado amaba a su Eterno Hijo y le dolía mucho que él sufriera tal humillación.

Pero el Hijo también nos amó, porque somos sus hermanos, su familia, que caímos cautivos de Satanás, de manera que motus propio, «se dio a sí mismo en rescate por todos» 1 Timoteo 2:6. Como yo tengo hijos y nietos, me pregunto: ¿Quién sufrió más ante la escena del Calvario, el Padre o el Hijo? Imagínese, le piden un hijo para soltar al otro.

Luego del Padre, debemos también honrar al hijo, nuestro hermano mayor y agradecerle por amarnos como el Padre. Jesús se ofreció por amor. Por amor al Padre y a nosotros. Él sabía cuanto el Padre nos amaba y que ningún otro podía pagar nuestro rescate, sino solo él, porque ese era el precio que pedía Satanás.

Cuando el Hijo se ofrece para rescatarnos, esto aumentó más dolor en el corazón del Padre. Yo me imagino la escena en el cielo y si bien bendigo al Hijo por ofrecerse, no puedo dejar de pensar en el dolor del padre y agradecerle por amarnos «de tal manera» Juan 3:16; que no «escatimó a su propio hijo, sino que le entregó por todos nosotros «Romanos 8:32. Imagínese el corazón del Padre cuando oyó a su amado Hijo decir: «Padre mío, si es posible pase de mí esta copa» Mateo 26:39, y cuando dijo «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» Mateo 27:46. Oh, sí, amamos a Jesús y le adoramos por ser nuestro Salvador, pero amamos por sobre todo al Padre, su Padre y nuestro Padre por soportar tanto dolor. Jesús se goza cuando amamos al Padre. Es el Padre que nos creó para Jesús Juan 10:27-29; 6:44. Nosotros somos el regalo del Padre a Jesús.

3. El Espíritu Santo. Al Espíritu Santo se le llama la persona más humilde de la Trinidad, porque aunque también es Dios y merece adoración, él siempre glorifica al Padre y al Hijo Juan 15:26; 16:13-14. El ministerio del Espíritu Santo es conforto, consuelo, por eso también se le llama El Consolador. Él inspiró las Escrituras, nos ilumina a nosotros para entenderlas y nos enseñará las cosas que no se escribieron Juan 16:12-13; 14:26; 20:30; 21:25.

El Espíritu Santo nos enseña, nos guía Gálatas 5:18, nos compunge Juan 16:8, y nos da autoridad y poder Hechos 1:8. Realmente, cuando nos acercamos a Dios el Padre en oración, él es el Ujier que nos conduce. A veces, cuando nos ve débiles, ignorantes y desanimados, él mismo ora por nosotros Romanos 8:26-27. Yo siempre honro al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo al iniciar mi tiempo de oración. A veces la primera hora me lo paso contemplando, visualizando y meditando en cada persona y aprendo muy mucho de cada uno y de su trabajo en nuestra vida y la Iglesia.

4. Una cosa que debemos aprender todos los creyentes es separar tiempo para estar con Dios. No para hablar, para pedirle, él no necesita nuestra información. Si separamos tiempo para ir a un lugar tranquilo, donde estemos solos, sin teléfono, sin la computadora, sin papeles, solo usted y Dios. Y en vez de hablar, nos ponemos a meditar, contemplar, visualizar, hacernos preguntas, y anotar lo que nos viene a la mente, ¡llegaríamos a conocer cada día más a la Divinidad! Y al fin y al cabo: «Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» Juan 17:3. En la meditación y contemplación experimentamos un poquito de la eternidad.

B. LOS ÁNGELES

1. Luego reconozco a los ángeles. Cuando oramos, no estamos hablando al aire. Si no tenemos un poco de conocimiento del mundo espiritual, la oración no tiene sentido. La oración es algo solemne, grandioso y especial. Es una incursión, o visita al reino de los seres espirituales invisibles. No debe ser tomada livianamente. Cuando los primitivos decían vamos a orar, no eran 10 minutos ni a la apurada 1 Corintios 7:3-5, se preparaban para orar como para un largo viaje. Jesús y los Apóstoles dedicaban tiempo para oraciones y ayunos. La oración es entrar al reino espiritual e interaccionar con seres invisibles, entre ellos los ángeles.

Las palabras ángel y ángeles en el Nuevo Testamento aparecen ¡193 veces! En el libro de Los Hechos, el ministerio de los ángeles aparece ¡21 veces! Los ángeles «son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación» Hebreos 1:14 RV. «Los ángeles son mensajeros que Dios envía a ayudar y a cuidar a los que han de recibir la salvación (La Biblia al Dia).» Me apena mucho que los de la «Nueva Era» le están dando a los ángeles más importancia que nosotros. No hay libro que hable más y que indique mejor el oficio de los Ángeles que las Sagradas Escrituras.

2. Un ángel abrió las puertas de la cárcel a Pedro y Juan. Un ángel del Señor le dijo a Felipe que vaya a la ruta a encontrarse con el Etíope. Cornelio recibió instrucciones de un santo ángel. Un ángel libertó a Pedro de la Cárcel. Un ángel hirió a Herodes. Un ángel visitaba a Pablo. Basta buscar una concordancia para ver los muchos ejemplos del ministerio de los ángeles.

3. Cuando en Hebreos se explica nuestra comunión con el reino espiritual en el Nuevo Pacto, en la lista están los Ángeles Hebreos 12:22. Yo en mis oraciones, estoy consciente de la presencia de los ángeles y que ellos son mensajeros de Dios. No les rindo culto ni les hago pedidos Apocalipsis 19:9-10. Pero ellos nos traen los pedidos que le hacemos a Dios, cuidan a nuestros niños Mateo 18:10 y a nosotros.

Vaya a saber de cuantos peligros nos liberan y cuantas cosas hacen por nosotros que nosotros no sabemos. Por eso los respeto, reconozco su presencia y les agradezco por dejarse usar por el Señor para nuestro beneficio. A veces me pregunto si alguno de los que viene a traerme las bendiciones divinas no es el uno que ministró a Pablo o a otro santo. Una persona que tiene el don de discernir espíritus los vería.

C. LOS SANTOS

1. También en mis horas de meditación, contemplación y visualización pienso en los Santos que han ido a estar con el Señor. Nuestro credo dice: «Creo en la comunión de los Santos». La Escritura dice: «os habéis acercado a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre…» Hebreos 12:22-24.

Parecería que al entrar al mundo espiritual, por allí en algún lugar «en Cristo» o con Cristo, están Pablo, Pedro, María, mi madre, mis hermanos, mi hijo Robert John. Me pone muy curioso, que en muchas oraciones antiguas se menciona a los Santos, aunque no se les pide ni adora. En muchas liturgias antiguas se menciona a los mártires. La Iglesia es una en todo el espacio y toda la historia. Nosotros somos uno no solo con los santos vivos, sino con los que están con Jesús. Jesús está con ellos.

«Todos los miembros forman el mismo cuerpo de Cristo en la unidad del Espíritu y todos deben comunicarse unos a otros las bondades de gracia divina» (Basil, De Spiritu Sancto, xxvi, 61, col. 180). En la Edad media se abusó de la veneración de los Santos, de sus huesos y reliquias. En los siglos XI y XII se desarrolló el sistema de canonización. Los reformadores, reaccionaron a toda esta superstición que lindó con la idolatría. Sin embargo, nunca negaron la veneración, respeto y estima a los hermanos nuestros que aunque para otros estén muertos, para nosotros siguen vivos en el reino espiritual y están junto al Señor.

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2. Cuando estoy en este ambiente del mundo espiritual e invisible, me siento más cerca de los que están con el Señor y los recuerdo, es decir, tengo «comunión con los santos», los que ya están en su estado eterno y que pueden viajar a la velocidad del pensamiento. No sé si tienen prohibido vernos u oírnos, pero sé que hay una grande nube de testigos y que muchos de ellos rodean el trono de Dios y del Cordero Hebreos 11:37 al 12:1. Estoy consciente de ellos, son hermanos como los que tengo en la tierra, pero que ya han sido perfeccionados, son «los espíritus de los justos hechos perfectos».

Esto me da una sensación de compañía de grandiosidad. Imagino a Dios en su trono, Jesús a su lado, el Espíritu santo al otro lado, los ángeles, los santos que murieron, en fin, ¡qué cuadro! ¡qué experiencia esta incursión en el Reino espiritual! Mi tiempo de oración es una incursión en el mundo invisible «…no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.» 2 Corintios 4:18. Para mi la oración es «mirar las cosas eternas que no se ven». Por eso una parte importante de la oración es la contemplación y la visualización de lo invisible, es trasladarse a la región celestial. Es «buscar las cosas de arriba» Colosenses 3:1-4.

CONCLUSIÓN

Hace casi un año, que estoy preparando un manual para el ministerio de espiritualidad para los que están sedientos de adelantar más espiritualmente. Los que no se conforman con una religión mas o menos buena, sino que tienen sed de Dios, del Dios vivo. Espero terminarlo antes de irme con el Señor. Yo les exhorto a ser espirituales. Porque la vida eterna es conocer a Dios. Ser espiritual es amar el reino de Dios.

El Reino de Dios es un reino espiritual con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en el centro, luego sus santos ángeles y luego los hermanos nuestros, la iglesia que ya está en su presencia. Lo que vemos es solamente la parte visible de un gran iceberg o témpano.

INVITACIÓN

¿Qué es ser espiritual? Ser espiritual es estar consciente del mundo invisible pero real. Es vivir no solamente en la carne, sino también en el Espíritu. Lo que llamamos oración, no es otra cosa que viajar a ese reino invisible, que es eterno. Otro de los logros de la Cruz es que nos abrió la entrada a ese reino. Todos podemos entrar. Él nos abrió el camino.

ORACIÓN:

«El deleite de mi alma,
es tu presencia, Señor.
¡Cómo se pasan las horas
al respiro de tu amor!
No hay momento más sublime,
que el que paso junto a Ti.
¡Qué será el glorioso día,
cuando vengas Tú, por mí.»

Dr. Juan Carlos Ortiz

Juan Carlos Ortiz se ha graduado en 1954 en el Instituto Río de La Plata en Buenos Aires, Argentina. Es un predicador que con sencilles explica las escrituras. Sus predicas como sus libros son altamente requeridos en todo el mundo. El ha tomado numerosos cursos en todo el mundo. Durante dos años realizó estudios teológicos intensos y fue examinado por los teólogos de la Iglesia Evangélica Presbiteriana en los Estados Unidos y más tarde por los teólogos de la Iglesia Reformada de América, donde fue ordenado como un Reformador Minister. In 1989 el Dr. Ortiz fue concedida Doctor Honoris Causa por la Escuela de Graduados de Teología de California Dr. Juan Carlos Ortiz es Pastor Principal emérito de la Catedral de Cristal en Garden Grove, California. En 1956 fue ordenado Pastor en la Asambleas cristiana de la Argentina. Su vasta experiencia en grupos de discipulado pequeños lo ha llevado a convenciones, congresos, universidades, seminarios e iglesias en cinco Continents. El ha sido profesor en el Instituto Bíblico Río de la Plata, en Argentina y profesor en la Escuela Robert Schuller de la Predicación, que operaba en el campus de la Catedral de Cristal y de la Universidad de Pastores en Los Ángeles. Él también sigue aceptando algunas de las muchas invitaciones de todo el mundo y de los EE.UU. para enseñar en las conferencias y seminarios de diferentes denominaciones. Por cinco años, el Dr. Ortiz produjo la serie de televisión, La Hora de Poder, que fue transmitido en doce países de América Latina.

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