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John Piper

Sea Dios Veráz y Todo Hombre Mentiroso

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Romanos 3:1-8
Su Condenación es Justa

El texto termina, “cuya condenación es justa.” ¿La condenación de quién, es justa? Bien, veremos. Y no solo veremos quien, sino que también veremos por qué es justa. Porque esto es muy relevante tanto para ustedes como para mí. Se está acercando un juicio de Dios sobre el mundo, es mencionado en el versículo 6: “En ninguna manera; de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?”. Dios va a juzgar al mundo. Y algunos serán condenados, y su condenación será justa. ¿Quiénes son? ¿Y qué hay en estos ocho versículos que desencadenó esta terrible sentencia del apóstol inspirado? Espero que escuchen y aprendan como no tratar a Dios y a su Palabra.

Cuando Romanos 3 comienza, Pablo había acabado de argumentar en 2:25 que si un judío no sigue la ley de Dios, entonces su “circuncisión” viene a ser “incircuncisión”. Es decir, no sería diferente de un gentil. No solo eso, dijo en 2:27 que los gentiles que siguen la ley de Dios, estarán en el último día (en el juicio) por encima de los judíos que han tratado a la ley como a simple letra, en lugar de dejarla tener su efecto transformador interno mediante el Espíritu Santo.

Pablo dice todo esto para dejar en claro que tanto los judíos como los gentiles, están bajo el poder del pecado y necesitan el gran evangelio de vida, el mismo evangelio que Pablo predica acerca del don de la justicia de Dios (1:16-17). O sea, no importa cuanto pecado usted trajo a esta habitación hoy (judío o gentil), puede tener una posición correcta ante Dios, debido a la muerte y resurrección de Cristo, si pusiera su confianza en Él. Este ha sido el mensaje hasta aquí en Romanos: judíos y gentiles, necesitan igualmente el evangelio y Dios da su propia justicia gratuitamente a aquellos que confían en su Hijo

No jueguen con la Biblia, sean tan cuidadosos como puedan al manejar la Palabra de Dios.

Pero ahora Pablo ha dado una especie de giro en Romanos 3:1-8. Ha dicho algo que es muy provocador y no pasará sin ser cuestionado. Dijo específicamente, que algunos judíos no son realmente judíos y que algunos gentiles pueden ser verdaderos judíos, aun sin estar circuncidados. El problema está en que esto parece cuestionar la posición especial de Israel como pueblo escogido de Dios. Y esto quiere decir que cuestionaría todo el Antiguo Testamento. Y si el evangelio de Pablo hace eso, no se mantendrá.

¿Qué Ventajas Tiene Pues, El Judío?

Entonces Pablo pregunta -o permite que un oponente imaginario pregunte en el versículo 1: “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?”. ¿Ven lo que ocurre? Ha dicho que los judíos pueden ser juzgados por los gentiles y perecer, y que los gentiles pueden volverse judíos verdaderos mediante un cambio de corazón por la fe en el Mesías. Entonces ¿qué ventaja hay en ser judío? ¿No está él llamando a cuestionar la estructura completa del Antiguo Testamento basado en los judíos, siendo el pueblo escogido por Dios, quienes tienen tremendas ventajas?

Pablo responde en el versículo 2 que existe un gran beneficio en ser un judío. “Mucho, en todas maneras”. Luego el comienza una lista de ventajas (versículo 2b), pero solo menciona una cosa: “Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios”. Pablo se detiene aquí porque tiene la intención de finalizar esta lista más adelante (en 9:4-5).

De hecho, todo este problema de si Dios está siendo fiel a su pacto con Israel en la obra de Cristo, será retomado en Romanos 9:11, de modo que Romanos 3:1-8 es un breve giro para distraer la atención de los críticos hasta que llegue al capítulo 9. Allí él concluye la lista así.: “…que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 5de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén” (9:4-5).

Pero aquí solo menciona una ventaja: tienen la Palabra de Dios -les ha sido confiada la Palabra de Dios en los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento. Entonces se detiene, y le permite a su oponente imaginario plantear un problema, al cual responderá: ‘Esta bien, Pablo, usted dice que Israel tiene reservado un lugar especial en el plan de Dios, pero también dice que los judíos están pereciendo por la incredulidad y que incluso están siendo juzgados por los gentiles. Suena confuso: ¿Qué tienen? ¿La seguridad en el pacto como judíos o la incredulidad y juicio? ¿Tienen seguridad o juicio? Su oponente imaginario suponía que tenía que ser o una o la otra.

Dios No Es Falso o Infiel

Pablo responde en el versículo 3, “¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? En otras palabras, rechaza la suposición de que si algunos judíos son incrédulos y están pereciendo, Dios es infiel. Versículo 4: “De ninguna manera” la infidelidad de Dios es impensable. De hecho, no es solo impensable si solo “algunos” son incrédulos (como dice el versículo 3), sino que aun si todos los hombres prueban ser falsos para Dios, Dios no estaría siendo desleal a su gloria y pacto si los juzgara a todos. Versículo 4: “antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (¡Más sobre esto la próxima semana! ¡Qué declaración tan extraordinaria acerca de la centralidad y la supremacía de Dios en el universo!)

Después para apoyar esta declaración de que Dios no es falso o infiel, aunque juzgue a los judíos como a todos los demás pecadores, Pablo cita el Salmo 51:4. Ahora bien, recuerden que el Salmo 51 es el Salmo de la confesión del Rey David después de su adulterio con Betsabé. He aquí lo que David dijo en el contexto del Salmo. Le dice a Dios, “Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio” (51:4). En otras palabras, David dice que la razón por la que Dios sería justo al juzgarlo, es que su pecado fue contra la divinidad. El pecado de David hace que el juicio de Dios sobre David sea justo -esto es cierto para la naturaleza de Dios, es cierto para su gloria. Así ésta justicia es fidelidad a su pacto.

Ahora bien, Pablo cita este Salmo para apoyar su afirmación de que Dios no es infiel o desleal aunque algunos judíos o todos los hombres sean incrédulos y falsos para con Dios. Entonces va así. Versículo 3: La incredulidad de algunos judíos no hace nula la fidelidad de Dios; y versículo 4: aun si todos los hombres fueran falsos y estuviesen bajo el juicio de Dios, Dios aun será fiel y verdadero. ¿Por qué? porque el mismo David dijo que Dios tenía el derecho de juzgarlo por su pecado. No afirmó que por ser judío libraría. “He pecado,” dijo David (y ahora Pablo lo cita en el versículo 4b. “He pecado…”) “…Para que seas justificado [Dios] en tus palabras, Y venzas cuando fueres juzgado”.

La respuesta de Pablo hasta aquí es: Sí, los judíos tienen ventajas, como que les ha sido confiada la Palabra de Dios. Pero si son incrédulos, serán juzgados. Esto no cuestiona la fidelidad de Dios o su justicia. Más bien, el pecado de aquellos que Dios juzga (como el pecado de David) vindica a Dios en su juicio. El pecado de Israel es lo mismo que magnifica la justicia de Dios en el juicio.

Ahora usted pudiera pensar: ‘Pablo, este es un buen lugar para detener tu giro. Ya te has hecho entender. Ahora regresa al camino principal y continúa con el versículo 9: todos son pecadores y necesitan el evangelio. Estas empezando a perderme. Esta carreta está realmente pesada. ¿Has olvidado que hay niños en la audiencia de Roma, y algunos cristianos simples que la están pasando mal siguiendo este rodeo?’

Evidentemente, Pablo no es persuadido por estas consideraciones. (¡Quiero hablar acerca de eso la próxima semana!) Él presionó para responder a estos oponentes. Había tenido tantos debates acerca de estas cosas con los judíos y gentiles, que sabe lo que dicen en este punto, y quiere dar al menos una breve respuesta. Una de las cosas que dicen -y esto es extraordinario- es que, si Pablo tiene la razón, ahora Dios se ha complicado en una colosal contradicción. Va a sonar indignante, pero solo llegarán hasta ahí cuando se percaten de que algunas de sus más antiguas creencias se están desmoronando.

Haciéndole un Favor a Dios Mediante el Pecado

Ellos dicen, en efecto, (¡ahora entiendan esto!), si nuestro pecado (como el pecado de David), o injusticia, muestra o magnífica la justicia de Dios cuando nos juzga, entonces en verdad, no somos los instrumentos del pecado, somos los instrumentos de la gloria de Dios para resaltar su justicia. Entonces el sería injusto al condenarnos. Él nos estaría condenando por lo mismo que resalta la gloria de su justicia en el juicio. Ahora, si esto suena como un juego de palabras, lo es.

Esta es la forma en que comienza a usar el lenguaje, cuando ha perdido el contacto con la realidad. Helo aquí en el versículo 5, cuando Pablo expresa su objeción a lo que ha dicho: “Y si nuestra injusticia [como la de David] hace resaltar la justicia de Dios [cuando nos juzga], ¿qué diremos? [pregunta Pablo] ¿Será injusto Dios que da castigo? [Esto es lo que ellos decían que sería el caso si Pablo tenía razón, por eso Pablo agrega con cierto embarazo por hablar así] (Hablo como hombre)

[Y responde en el versículo 6:] En ninguna manera”. Por supuesto que no. Dios no es injusto por infringir castigo aun cuando nuestro pecado resalta la justicia de Dios cuando nos juzga. Están muy equivocados.

De hecho, al argumentar de esta manera (Pablo pudiera decir), ustedes mismos se enredan en tres contradicciones con sus propias creencias. Aquí están:

Primera, Dios no es injusto por juzgar a aquellos cuyo juicio resalta su gloria, Pablo dice (versículo 6b), “de otro modo, ¿cómo juzgaría Dios al mundo?”. En otras palabras, una de las creencias que albergaban es que Dios juzgará al mundo, creen eso. Pero no podría juzgar al mundo, si esa cantidad de palabras fuera cierta: que no puede condenar a las personas cuya condenación resalte su justicia. Ustedes conocen bien que Dios juzgará al mundo, y que su justicia será resaltada en ese juicio. Esta es su primera contradicción.

Segunda, tómenme a mí, por ejemplo, dice Pablo. Piensan que estoy diciendo mentiras cuando hablo. Estoy pecando, piensan, ¿Qué tal si Dios me juzga ahora? ¿Sería justo? ¿O mi mentira acerca de la verdad glorificaría tanto a Dios cuando me condene, que sería injusto condenarme? Este es el punto del versículo 7a: “Pero si por mi mentira la verdad de Dios abundó para su gloria, ¿por qué aún soy juzgado como pecador?”. Esta es la segunda trampa en la que han caído con su juego de palabras. Verdaderamente piensan que soy un pecador y que Dios sería justo al juzgarme aún cuando mi pecado resaltaría a su gloria en mi juicio. Así que realmente no se mantienen en su posición.

Finalmente, basándome en su posición -que Dios no puede juzgar a aquellos cuyo pecado resalta su justicia cuando- sobre esta insensata posición, todos podemos seguir pecando. Porque su conclusión es que nuestro pecado glorifica la justicia de Dios en el juicio, y así en verdad no somos pecadores sino glorificadores de Dios, y por ende escapamos de su ira. Versículo 8: “¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirman que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?”. Y a esa clase de uso enrevesado y evasivo del lenguaje y de la teología, Pablo le dice: “cuya condenación es justa”.

Cuando la Palabra de Dios Parece Auto Contradecirse

Existe una condenación para judíos y gentiles, y existe justicia. Y estas dos cosas no se contradicen. Fue aquí donde comenzamos. ¿Quiénes son aquellos cuya condenación es justa? Aquellos que juegan con la Palabra de Dios. Más específicamente es este caso: Aquellos que ven dos cosas verdaderas en la Palabra de Dios que no pueden conciliar y niegan que pueda ser.

Para ellos es la condenación. De un lado, Dios es fiel, Dios es justo, y Dios es verdadero para con su gloria; y, por otro lado, Dios juzga al pueblo judío escogido por él, y los condena junto a los gentiles. Dos verdades, irreconciliables para ellos. ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? De modo que intentan rechazar una de estas verdades. Y el resultado es palabrería y razonamientos tramposos, juegos de palabras. Hoy podríamos llamarlo dar vueltas. Y Pablo le dice que, “cuya condenación es justa”.

Entonces. Mi exhortación para concluir es: No jueguen con la Biblia, sean tan cuidadosos como puedan al manejar la Palabra de Dios. Y cuando no puedan reconciliar una verdad con otra. Esperen, oren, estudien, y busquen al Señor. A su debido tiempo, comprenderán.

John Piper estudió Literatura y Filosofía en Wheaton College. Después de la Universidad, completó una Licenciatura en Teología en el Seminario Teológico Fuller, en Pasadena California. Fue a través de Daniel Fuller que descubrió los escritos de Jonathan Edwards. John Piper hizo un doctorado en Estudios del Nuevo Testamento, en la Universidad de Munich, Alemania. En 1980, John Piper se convirtió en el Pastor de la Iglesia Bautista de Belén, en Minneapolis, Minnesota dónde ha estado ministrando desde entonces. John Piper ha escrito cuantiosos libros como: La Supremacia de Cristo, Pacto Matrimonial, Los Peligros del Deleite, No Desperdicies Tu Vida, etc.

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