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John Piper

He Visto al Señor 1

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Cuando estaba en la universidad, hace unos 40 años, las discusiones acerca de si Jesús resucitó histórica y corporalmente de entre los muertos, eran más prominentes y más intensas que hoy.

Había un consenso ampliamente aceptado entre los creyentes y los no creyentes, generalmente en Norteamérica, de que era verdaderamente importante definir ese asunto. Usted adoptaba una posición (creía en la resurrección, o no) y si la creía, entonces generalmente creía en el resto de la Biblia y se llamaba a sí mismo cristiano. Y si no creía, entonces intencionalmente era un no-cristiano.

Hoy, esa cuestión, ese debate – ¿Verdaderamente Jesús resucitó corporal e históricamente de entre los muertos? – no es tan prominente o tan intenso porque, en cierto nivel, las personas sienten que no les importa—creen cuestiones diferentes—quizás sucedió, quizás no; y si sucedió o no, y ello me permite seguir adelante en la vida, perfecto; pero realmente no es una gran diferencia para mí. Yo puedo, o no, llamarme cristiano, y si la resurrección me parece útil, quizás la crea, y si no me es útil, entonces no; y no creo que haya un cuerpo que deba decirme que tengo que creerlo.

Dos Tipos de Incredulidad
Detrás de esos dos tipos de incredulidad (el tipo de incredulidad que veíamos unos 40 años atrás, y el tipo de incredulidad que vemos en la actualidad) hay dos tipos de suposiciones diferentes.

Dios llama a todo el mundo al arrepentimiento, porque todos hemos pecado en su contra

Por ejemplo, en los días de mi universidad, la suposición resistía bastante, aunque comenzaba a ceder por el surgimiento del existencialismo; que planteaba que hay leyes naturales cerradas, firmes, que hacen que el mundo sea comprensible y científicamente manejable, y estas leyes no permitían la verdad de que alguien reclamara haber resucitado de entre los muertos para vivir para siempre. Era una suposición común: el mundo moderno con su comprensión científica de las leyes naturales no permite las resurrecciones. Así que la incredulidad estaba enraizada a ese tipo de suposición.

Pero ahora, esa no es la suposición más común. Hoy la suposición no es que hay leyes naturales superiores a mí prohibiéndome la resurrección de Jesús, sino que hay una ley personal dentro de mí que dice: no tengo que adaptar mi vida a nada que no sea útil. O, pudiera decirse de otra manera: La verdad para mí es lo que yo encuentro aceptable y útil.

Lo que Realmente Importa
Ahora, con esa suposición posicionada, y con esa ley interior establecida, no importa si Jesús resucitó de entre los muertos, porque, si lo hizo o no, mi problema es: «¿me importa? ¿Me es útil esa idea? ¿Siento que me ayuda a crecer como ser humano? Y si me parece que no lo hace, entonces la veré de la misma forma en que veo a los OVNIS y a la posible vida en otras galaxias: realmente no necesito preocuparme. Si te ayuda, bueno; pero no me presiones.»

Algunos de ustedes piensan de esa manera sin siquiera darse cuenta. Ustedes simplemente lo han absorbido de la cultura, pues esa forma de pensar está entretejida en la mayoría de los programas de televisión y en los anuncios, filmes y currículos educacionales modernos.

Así que lo que estoy tratando de hacer es elevar, en todos, el nivel de consciencia de cómo examinamos las realidades que vienen cada día a nosotros. Y mi esperanza es que cuando yo les hable de la resurrección de Jesús, ustedes, con una consciencia intensificada, no se dejarán llevar tan fácilmente por las suposiciones modernas de hace 40 años, o por las suposiciones post-modernas de hoy; sino que, con la ayuda de Dios, tendrán una preocupación sincera por lo que realmente les importa (y no se dejarán llevar simplemente por lo que la naturaleza o sus propios corazones le dicen que importa).

Pablo en La Colina de Marte
En un momento iré a Juan 20, pero permítanme comenzar con un sermón que el apóstol Pablo predicó a los amantes de la filosofía en la Colina de Marte, en Atenas, unos 20 años después de la muerte de Jesús. Se encuentra en Hechos 17 y termina así:

Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan, porque El ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos. (Hechos 17:30-31)
En ese punto del sermón, sus oyentes le interrumpieron y se burlaron de él a causa del clamor de que Jesús había resucitado de entre los muertos (lo que es muy significativo, porque indica que la sorprendente expansión del cristianismo en los primeros años no ocurrió en un mundo crédulo que pensaba que las resurrecciones eran algo normal.

Un Día le Importará
Pero note lo que Pablo dijo: Dios llama a todo el mundo al arrepentimiento, porque todos hemos pecado en su contra- es decir, no le hemos atesorado sobre todas las cosas. Somos idólatras de facto. Este arrepentimiento es urgente porque Dios va a juzgar al mundo en justicia perfecta. Y lo hará mediante un hombre, Jesucristo. Jesús, un día, será el juez de todo hombre. Cada ser humano estará delante del Dios-Hombre vivo: Jesús. Ninguna de nuestras excusas funcionará en esa corte. Todos seremos culpables a menos que hayamos confiado en Cristo como nuestro Salvador, Autoridad y Tesoro.

Esta palabra del apóstol Pablo llega llena de fuerza, con amor, enfrentando la suposición contemporánea de que «aun si Cristo resucitó de entre los muertos, realmente no me importa, porque no me parece útil.» Pablo está diciendo: aunque no te parezca útil, será importante para ti. El juicio de Dios sobre el mundo mediante Jesucristo no es como la posible vida en otras galaxias; es como la muerte, se está acercando. Decir que no nos importa es como cerrar nuestros ojos y decir que la luz no existe porque detrás de nuestros párpados hay oscuridad.

Lo último que Pablo dice en su sermón en Atenas es: Dios ha «presentado pruebas (o garantías, o evidencias) a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos» ¡A todos! En otras palabras, la resurrección de Jesús está diseñada por Dios para ser una garantía o prueba global de que nuestro arrepentimiento es necesario.

La Resurrección Conocida Mediante Testigos
¿Cómo lo hace cuando han pasado 20 años, o 20 siglos? La respuesta es que Dios siempre quiso que la resurrección fuera conocida y creída mediante los testigos humanos. Esto no controla la obra del Espíritu quien nos abre los ojos. Pero siempre es mediante testigos. No hay grabaciones en cinta, no hay cámaras de video, no hay fotografías. Cuando ocurrió, Dios lo organizó de modo que hubiera testigos, y de que Jesús apareciera delante de ellos en suficientes lugares para que estuvieran plenamente convencidos de esta realidad, y pudieran decirlo a otros, y luego escribirlo para que nosotros lo leyéramos.

Cuando Pablo dice: «Él (Dios) ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos,» quiere decir que el testimonio de los que le vieron se esparcirá por todo el mundo, y será una garantía válida de fe, una seguridad válida de que realmente ocurrió la resurrección.

John Piper estudió Literatura y Filosofía en Wheaton College. Después de la Universidad, completó una Licenciatura en Teología en el Seminario Teológico Fuller, en Pasadena California. Fue a través de Daniel Fuller que descubrió los escritos de Jonathan Edwards. John Piper hizo un doctorado en Estudios del Nuevo Testamento, en la Universidad de Munich, Alemania. En 1980, John Piper se convirtió en el Pastor de la Iglesia Bautista de Belén, en Minneapolis, Minnesota dónde ha estado ministrando desde entonces. John Piper ha escrito cuantiosos libros como: La Supremacia de Cristo, Pacto Matrimonial, Los Peligros del Deleite, No Desperdicies Tu Vida, etc.

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