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Joel Osteen

Las Palabras no Pueden ser Retiradas

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Jacob se presentó ante su padre Isaac, quien estaba prácticamente ciego, pretendiendo ser su hermano Esaú. Aunque los ojos de Isaac no veían tan bien, su inteligencia seguía intacta, por lo que cuestionó: “Esaú, ¿en realidad eres tú?”
“Sí, Padre, soy yo”, mintió Jacob.

Isaac no quedó convencido, así que hizo acercar a su hijo. Sólo cuando olió la ropa de Esaú se convenció al fin que era él y entonces le dio a Jacob la bendición que en realidad le pertenecía a su hermano mayor. Dijo algo como: “Que siempre tengas abundancia de grano y vino.

Que las naciones se postren ante ti y las personas siempre te sirvan. Que seas Señor sobre tus hermanos. Que cualquiera que te maldiga sea maldecido, y cualquiera que te bendiga sea bendecido. Fíjese que Isaac declara cosas sobre el futuro de Jacob, y si estudia la historia se dará cuenta de que esas cosas sí llegan a cumplirse.

Por otro lado, poco después de haber salido Jacob de con su padre, llegó Esaú. Él dijo: “Padre, siéntese; traje la comida que le preparé”.
Ahora Isaac estaba confundido y dijo: “¿Quién eres tú?”

“Ah, mi esposa sabe que la amo”, dijo un señor mayor: “No necesito decírselo, se lo dije hace cuarenta y dos años, al casarnos”.

“Papá, soy Esaú, tu primogénito”. En ese punto, la Biblia nos dice que Isaac comenzó a temblar violentamente, ya que se dio cuenta de que había sido engañado. Le explicó a Esaú como Jacob, su hermano, había llegado y con engaño se había robado la bendición.

Ahora llegamos a una parte sorprendente de esta terrible historia de traición. Esaú comenzó a llorar en voz alta, diciendo: “Padre, ¿no me puedes dar la bendición que le pertenece al hijo primogénito?”

La respuesta de Isaac fue tanto perspicaz como poderosa: “No, las palabras ya han salido, y no las puedo retirar. Dije que Jacob sería bendecido, y él siempre será bendecido.

¿Logra ver el poder de nuestras palabras? ¿Percibe el poder de declarar bendiciones sobre sus hijos? Isaac dijo: “Una vez que hayan salido palabras, no las puedo retirar”. Él le dio una bendición menos a Esaú, pero no fue tan significativa como la que le había dado a Jacob.

Tenemos que tener muchísimo cuidado con lo que permitimos salir de nuestra boca. La próxima vez que tenga la tentación de hablarle mal a alguien, de menospreciar a su hijo o degradarle, recuerde, nunca podrá retirar aquellas palabras. Una vez que las hablamos, toman una vida propia.

Use sus palabras para bendecir a las personas. Deje de criticar a su hijo y comience a declarar que tiene grandes cosas en su futuro.

No deberíamos hablar jamás palabras negativas, ni destructivas hacia nadie, en especial hacia las personas sobre quienes ejercemos autoridad o influencia. Sólo porque usted tiene su propio negocio o supervisa un gran número de empleados, eso no le da el derecho de hablarles mal y hacer que se sientan mal consigo mismos. ¡Al contrario! Dios le pedirá cuentas por lo que le dice a aquellos individuos bajo su autoridad, y Él le juzgará con un criterio más estricto. Debería de esforzarse para hablar palabras positivas que edifican y animan.

De manera similar, es importante que un esposo entienda que sus palabras ejercen tremendo poder en la vida de su esposa. Él necesita bendecirla con sus palabras, ya que ella ha dado su vida para amarlo y cuidarlo, para ser su pareja, para crear una familia juntos, y para criar a sus hijos. Si siempre está encontrando algo mal en lo que ella esté haciendo, si siempre está menospreciándola, él segará terribles problemas en su matrimonio y en su vida.

Además, muchas mujeres hoy día se encuentran deprimidas y se sienten emocionalmente abusadas porque sus maridos no las bendicen con sus palabras. Una de las principales causas de crisis emocional entre las mujeres casadas es el hecho de que no se sienten valoradas y una de las razones principales por las que se da esta diferencia es porque los esposos están conscientes o inconscientemente negando dar las palabras de aprobación que tan desesperadamente desean las mujeres. Si usted desea ver una obra milagrosa en su matrimonio, comience a alabar a su pareja, comience a apreciarla y a animarla.

“Ah, mi esposa sabe que la amo”, dijo un señor mayor: “No necesito decírselo, se lo dije hace cuarenta y dos años, al casarnos”.

No, ella necesita oírlo una y otra vez. Cada día, un esposo debería decirle a su esposa: “Te amo”. Te aprecio. Eres la mejor cosa que jamás me ha sucedido”. Una esposa debería hacer lo mismo por su esposo, su relación mejoraría muchísimo si simplemente comenzara a hablar palabras amables y positivas, bendiciendo a su pareja en lugar de maldecirla.

Joel Osteen es el pastor principal de la congregación Lakewood Church en Houston, Texas, la cual es una de las iglesias más grande de EE.UU; según la revista Forbes y Outreach, con 30.000 miembros. Joel Osteen es catalogado como el pastor de programa inspiracional. En el 2004, Joel Osteen escribe su primer libro: Su Mejor Vida Ahora, fue lanzado por Time Warner quedando en los primero lugares de la lista de éxitos de venta del New York Times, y pronto subió al número uno. Se mantuvo en dicha lista de éxitos de ventas durante más de dos años y ha vendido más de cuatro millones de copias

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