Joel Osteen
La Habilidad de Sentir Empatía
Una definición de la palabra compasión es “Sentir lo que otras personas sienten, tener cuidado de algo o alguien, mostrar lo mismo”. En otras palabras, al ver a una persona con necesidad, usted siente su dolor y pena, y se toma el tiempo para confortarles.
Cuando ve a una persona desanimada, usted siente ese desánimo, y se apropia de él y hace su mejor esfuerzo para alegrarlos. Si ve a una persona con problemas financieros, no les da solamente una palmadita en la espalda citándoles una escritura. No, usted se toma tiempo con ellos, y hace lo que puede para ayudar porque tiene un cuidado genuino. Les muestra que realmente le importa su problema.
En todos lados, las personas están dolidas hoy día. Las personas están desanimadas; muchas tienen sus sueños rotos; han cometido errores y ahora su vida es un desastre. Ellas necesitan sentir la compasión y el amor incondicional de Dios, y no necesitan que alguien le juzgue o critique, o les diga que lo que están haciendo está mal.
(En la mayoría de los casos, ¡ya saben eso!) Necesitan que alguien les traiga esperanza, que alguien les traiga sanidad, que alguien les muestre la misericordia de Dios. En realidad, lo que buscan es un amigo, una persona que les anime, que se tome el tiempo para escuchar su historia y sienta un interés genuino.
Si usted se preocupa por suplir las necesidades de otras personas, Dios siempre se encargará de que sus necesidades sean suplidas, y de resolver sus problemas por usted.
Este mundo está desesperado por experimentar el amor y la compasión de nuestro Dios. Creo que, más que cualquier otro atributo, nuestro mundo está clamando ver personas con compasión, personas que amen incondicionalmente, personas que se tomarán el tiempo para ayudar a sus compañeros en este planeta.
Todos estamos tan ocupados que tenemos nuestras propias prioridades, planes y agendas importantes, y muy a menudo nuestra actitud es: Yo no quiero ser incomodado. No me moleste con sus problemas, yo tengo suficientes problemas propios. Sin embargo, la Escritura dice: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” Creo que es interesante que la Palabra de Dios da a entender que todos tenemos un corazón, pero la decisión si será lleno de compasión o no, es nuestra.
Además, la Biblia dice que debemos andar en amor, guiados por el amor, y siguiendo sus mandamientos de amor. Cuando Dios pone amor y compasión en su corazón hacia una persona, Él le está ofreciendo la oportunidad de hacer algo trascendente en la vida de ella. Tiene que aprender a seguir el amor en lugar de ignorarlo; actúe lo que siente porque alguien necesita lo que usted tiene.
Cuando Dios nos creó a nosotros, los humanos, Él colocó su amor sobrenatural en el corazón de cada uno de nosotros, este amor tiene el potencial de crear un espíritu bondadoso, desinteresado, gentil y amoroso en usted. Debido a esto, usted tiene la habilidad de sentir empatía, de sentir lo que otras personas sienten porque fue creado a la imagen de Dios, y usted tiene la capacidad moral de experimentar la compasión de Dios en su corazón ahora mismo. Pero, en demasiadas ocasiones, a causa de nuestro propio egoísmo, decidimos cerrar nuestro corazón a la compasión.
¿Cómo puede saber si su corazón está abierto o cerrado a la compasión? Es sencillo ¿Se preocupa por otras personas, o sólo se preocupa por usted mismo? ¿Se toma el tiempo para hacer algo por alguien, para animar, alegrar, para hacer que las personas se sientan mejor consigo mismas? ¿Estás siguiendo el fluir de amor que Dios pone en su corazón hacia alguien con una necesidad? ¿O se encuentra demasiado ocupado con sus propios planes?
Si usted quiere vivir su mejor vida ahora, tiene que asegurarse de que mantiene abierto su corazón a la compasión porque debemos estar al pendiente de las personas a las que podemos ayudar, tenemos que estar dispuestos a ser interrumpidos o sentir inconveniencia de vez en cuando si eso significa que podemos ayudar a suplir la necesidad de otra persona.
Si estudia la vida de Jesús, descubrirá que Él siempre tomaba tiempo para la gente, y nunca se encontraba demasiado ocupado con su propia agenda, con sus propios planes. Jesús con facilidad pudo haber dicho que estaba demasiado ocupado, que tenía un horario, que iba rumbo a la siguiente ciudad y que ya había tenido demasiadas demoras. Pero Jesús tenía compasión por la gente, y Él se interesaba por lo que estaban pasando y con gusto se tomaba el tiempo para ayudar. Dio su vida libremente, y yo creo que pide lo mismo de quienes se dicen ser seguidores de Él el día de hoy.
Muchas personas no están experimentando la plenitud de la vida y no tienen gozo porque han cerrado su corazón a la compasión. Su motivación es conseguir lo que creen querer y necesitar, y es raro que hagan algo por alguna otra persona a menos que vean que puede ser beneficioso para ellos. Son personas egoístas que ven sólo por sí mismas.
Pero si usted quiere experimentar la vida abundante de Dios, usted tiene que dejar de enfocarse en sí mismo y empezar a ver cómo puede ayudar a otras personas. Tiene que demostrar y expresar el amor y la bondad de Dios en dondequiera que esté, tiene que ser una persona de compasión.
“Pero, Joel, yo tengo tantos problemas”, puedo oír a algunos decir. “Si paso todo mi tiempo ayudando a otros, ¿cómo podré resolver mis problemas y suplir mis necesidades? ¿Cuándo lograré arreglar mi propia vida?”
Puede confiar en esto: si usted se preocupa por suplir las necesidades de otras personas, Dios siempre se encargará de que sus necesidades sean suplidas, y de resolver sus problemas por usted.