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Joel Osteen

El Poder de sus Palabras

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José Lima fue el lanzador estrella para los Astros de Houston por varios años a finales de los noventa. José es una persona amable, con mucha energía, y un agradable jugador joven que normalmente está lleno de una actitud positiva. Pero cuando los Astros construyeron su nuevo estadio, conocido ahora como Minute Maid Park, José estaba molesto.

Habían colocado la pared en el campo izquierdo mucho más cerca de lo que había estado la misma pared en el Astrodome. De hecho, Minute Maid Park tiene una de las distancias más cortas desde la base hasta la pared del campo izquierdo que cualquier campo de béisbol en las Ligas Mayores de béisbol.

A los bateadores les encanta, pero un campo más corto a la izquierda hace el trabajo de los lazadores más difícil, especialmente si están lanzando a un bateador que batea con la mano derecha con la tendencia de golpear la pelota hacia el campo izquierdo.

La primera vez que José Lima se paró en el diamante, salió al montículo del lanzador, y al mirar hacia el campo, de inmediato se fijó qué tan cerca estaba la pared del campo izquierdo. “Nunca podré lanzar aquí”, dijo él.

Es cierto que cuando llegan dificultades, nuestra naturaleza humana quiere quejarse, hablar del problema, decirle al que nos quiera escuchar qué mal nos está tratando la vida. Pero esa clase de conversación sólo trae derrota

La siguiente temporada, a pesar del entusiasmo de los fanáticos y la emoción de estar jugando en un estadio nuevo, José tuvo el peor año de su carrera. Cayó desde ser un lanzador con veinte juegos a su favor hasta perder dieciséis juegos por dos temporadas consecutivas. Nunca se había visto que un lanzador experimentara un cambio tan negativo desde haber comenzado el equipo de los Astros.

Profecías que se cumplen solas

¿Qué le pasó a José? Lo mismo que nos sucede a muchos de nosotros cada día: Recibimos lo que hablamos. Nuestras palabras llegan a ser profecías que se cumplen solas. Si permite que sus pensamientos le derroten y después da a luz ideas negativas a través de sus palabras, sus acciones harán lo mismo. Por eso tenemos que tener muchísimo cuidado con lo que pensamos y especialmente cuidarme de lo que hablamos. Nuestras palabras tienen enorme poder, y queramos o no, daremos vida a lo que estamos hablando, ya sea bueno o malo.

Es triste que muchas personas estén viviendo vidas de desánimo a causa de sus palabras. Dicen cosas como:
– “Nunca me sucede nada bueno”
– “Nunca tendré éxito”
– “No cuento con las cualidades necesarias. No lo puedo hacer”
– “Nunca lograré salir de este lío”.

¡Algunas personas hasta se dicen cosas! “¡Qué idiota!” Nunca puedes hacer nada bien.” No se dan cuenta, pero sus propias palabras están preparando el camino hacia el fracaso.

Las palabras son parecidas a las semillas. Al hablarlas en voz alta, son plantadas en nuestra mente subconsciente, y cobran una vida propia; echan raíces, crecen y producen la misma clase de fruta. Si hablamos palabras positivas, nuestras vidas caminarán en esa dirección; igualmente, las palabras negativas producirán malos resultados. No podemos hablar palabras de derrota y fracaso y esperar vivir en victoria. Segaremos precisamente lo que hemos sembrado.

La Biblia compara la lengua con el timón de un gran barco. Aunque es pequeño, controla la dirección de todo el barco, y, de igual manera, su lengua controlará la dirección de su vida. Si tiene el hábito de hablar palabras de fracaso, usted se estará moviendo en la dirección de una vida derrotada y desanimada.

Si su conversación siempre contiene frases como: “No puedo, no tengo la habilidad para eso: no cuento con lo que se requiere”, u otros comentarios negativos, se está preparando, como quien dice, para la derrota. Esas palabras negativas le detendrán de ser la persona que Dios quiere que sea.

Yo supe de un doctor que entendía el poder de las palabras. Una receta que les daba a sus pacientes era que dijeran por lo menos una vez cada hora lo siguiente: “Estoy mejorando cada día, en cada área”. Los pacientes de este doctor experimentaban unos resultados sorprendentes, muchos mejores que los pacientes de muchos de sus colegas.

Al decir algo con suficiente frecuencia, con entusiasmo y pasión, muy pronto su mente subconsciente comienza a actuar sobre lo que está diciendo, haciendo lo necesario para lograr que esas palabras y pensamientos se cumplan. Es triste que la mayoría de las personas insistan en decir cosa negativas a lo largo de su vida. Se menosprecian continuamente con sus propias palabras y no se dan cuenta de que sus propias palabras diezmarán su confianza y destruirán su autoestima.

De hecho, si usted lucha con una autoestima baja, usted debería exagerar en hablar palabras positivas y llenas de fe, palabras de victoria sobre su vida. Levántese por la mañana y véase al espejo y diga: “Yo tengo mucho valor. Soy amado. Dios tiene un gran plan para mi vida.

Tengo favor adonde quiera que vaya. Las bendiciones de Dios me están persiguiendo y alcanzando. Todo lo que toque prosperará y tendrá éxito. ¡Estoy emocionado tocante a mi futuro!” Comience a hablar esta clase de palabras, y muy pronto, usted subirá a un nuevo nivel de bienestar, éxito y victoria. En realidad, hay poder en sus palabras.

Tenemos que tener mucho cuidado con lo que decimos durante los momentos de adversidad y prueba, cuando las cosas no están saliendo a nuestro favor. La manera en que responde durante las adversidades de la vida y lo que dice en medio de sus dificultades tendrán gran impacto sobre cuánto tiempo usted se queda en esas situaciones. Normalmente, entre más positivas sean sus palabras y pensamientos, más fuerte será y más pronto superará lo que le esté afectando.

Es cierto que cuando llegan dificultades, nuestra naturaleza humana quiere quejarse, hablar del problema, decirle al que nos quiera escuchar qué mal nos está tratando la vida. Pero esa clase de conversación sólo trae derrota. Para lograr sobreponerse a un momento difícil con más facilidad y con mejores resultados, tenemos que aprender a hablar lo más positivo posible.

Con demasiada frecuencia, cometemos el error de tomar actitudes negativas y de quejarnos.
“Yo sabía que mi matrimonio no saldría adelante.”
“No pienso lograr salir de deudas nunca”.
“Supongo que siempre tendré que soportar este problema de salud por el resto de mi vida.”

Cuando comienza a hablar de esa manera, usted se convierte en su peor enemigo. Cuando está pasando por un momento difícil es cuando deberá cuidar más lo que diga. Cuando se sienta abrumado, cuando se sienta estresado, cuando el mundo entero haya venido en su contra, cuando la pared del campo izquierdo se vea muy cerca, entonces es cuando tiene que estar en alerta.

En ese momento está más vulnerable y es más fácil entrar en una actitud negativa, hablando palabras negativas. Su mente subconsciente escucha sus palabras, las ve como verdaderas y acertadas, y después procura cumplirlas. Cuando eso sucede, no puede culpar a nadie más que a usted mismo; ha sido perjudicado por sus propios pensamientos y palabras.

Joel Osteen es el pastor principal de la congregación Lakewood Church en Houston, Texas, la cual es una de las iglesias más grande de EE.UU; según la revista Forbes y Outreach, con 30.000 miembros. Joel Osteen es catalogado como el pastor de programa inspiracional. En el 2004, Joel Osteen escribe su primer libro: Su Mejor Vida Ahora, fue lanzado por Time Warner quedando en los primero lugares de la lista de éxitos de venta del New York Times, y pronto subió al número uno. Se mantuvo en dicha lista de éxitos de ventas durante más de dos años y ha vendido más de cuatro millones de copias

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