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Claudio Freidzon

El Arca-Mizpa: El Lugar de recuperar lo que se había perdido 2

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Tendrás esa confianza de esperar sin angustia la victoria final de Jesús.

No te desesperes. El Señor dijo: «Estad quietos y conoced que yo soy Dios». El Señor le dijo estad quietos a gente como nosotros que es inquieta, a gente como nosotros que todo lo queremos hacer rápido. Pero en esta etapa espiritual que Dios te lleva a subir no hay ascensor, hay que subir por la escalera, hay que subir despacio; pero llegarás a esa estatura, a ese crecimiento. Los pequeños comienzos, terminarán siendo grandes. Comienza con pequeñas experiencias, pequeñas vivencias, victorias y tu fin será de grande liberación y victoria espiritual.

Ese lugar se llama Mizpa. Mizpa es el lugar donde el pueblo de Dios reconoció su profesionalidad, su entrega a las cosas externas, porque se habían olvidado la gloria y por lo tanto la terminaron entregando en manos del enemigo.

Mizpa es el lugar donde Dios echará agua limpia y limpiará tus impurezas, limpiará tu religiosidad, limpiará tu angustia, te visitará otra vez y la gloria de Dios vendrá otra vez y el enemigo como pasó con Dagón caerá.

Los israelitas se apartaron veinte años, pero llegó el día donde el Señor les dijo: «Olviden su pasado y comienzen otra vez»

» El símbolo del arca era una sombra y una imagen de lo que iba a ser la experiencia de caminar con Jesús el Hijo del Dios viviente. Los discípulos caminaron con el arca. El arca no era como en el A.T., una caja recubierta con oro, sino que estaba Jesús, la gloria de Dios invisible, caminando con ellos.

Los discípulos luego de tres años de estar con la gloria, empezaron a contender entre ellos. En vez de contemplar la gloria, de admirar su gloria, de aprender y de acercarse a Él en cada momento, comenzaron a preguntarse quién era el mayor, quién se iba a sentar a la derecha, comenzaron a darle lugar a las cuestiones humanas.

El creyente muchas veces comienza a sacar el foco de atención en el Jesús resucitado, y comienza a poner el foco en cosas humanas: «quiero que me respeten, que me traten bien, me ofendí con éste y con el otro no me hablo, aquel no me saluda» y nuestra mente en vez de estar enfocada en Dios, está mirando cuestiones ajenas, ya sea adentro de la iglesia o fuera de ella.

Los discípulos estaban con Jesús sentados en la mesa, pero dispersos entre ellos porque no le estaban dando la atención debida al Hijo del Dios viviente. Y de repente se escuchó que alguien estaba golpeando la puerta y cuando abrieron la puerta una mujer que antes había sido pecadora entró y quebró un perfume de nardo puro contenido en un frasco de alabastro, derramándolo en sus pies, anticipando su sepultura. Esa mujer es un ejemplo de lo que va a suceder pronto.

Hay una nueva generación de gente que está golpeando la puerta, gente necesitada, gente herida, gente maltratada, que viene a la iglesia no ha ocupar puestos, no para competir a ver quién es mejor que otro, sino que viene para mirar a Jesús como el eterno Salvador y ha darle a Él toda la gloria y la alabanza por lo que Él les ha dado en Cristo. Hay una nueva generación de creyentes que están golpeando la puerta.

Jesús quiere una iglesia que no se distraiga con cuestiones religiones, con críticas. Jesús quiere una iglesia que lo adore, que lo alabe, que derrame el perfume, que se entregue de todo corazón. Este es el llamado divino para ti. No importa cuántas almas tengas, no importa cuántos amigos o enemigos tengas, lo que importa es que no dejes pasar un momento más de tu vida sin darle a Él tu alabanza, tu adoración, tu perfume.

La mujer quebró el frasco. Jesús está esperando gente que se abra y que se abra para siempre.

Ya no te cierres más, rompé el frasco y dale toda tu vida y tu corazón a Jesús.

Tu adoración y tu compromiso es con el Rey de Reyes.
Necesitas el arca. El enemigo no te tiene miedo a ti, el tiene miedo al que está dentro tuyo.

A veces parecemos como la hormiguita que le pidió al elefante que la llevara al otro lado del puente para ahorrar combustible. Cuando el elefante cruzó el puente colgante, el puente se movía de un lugar a otro, parecía que se iba a caer. Y cuando el elefante llegó al final del puente colgante, la hormiguita se bajó por la trompa, lo miró al elefante, sesecó la transpiración y dijo: ¡cómo movimos el puente!

Tú eres como la hormiguita, el que hace temblar a tus enemigos delante de ti es Jesús. Los enemigos no huyen delante suyo, huyen por el que vive dentro tuyo.

Hay alguien poderoso dentro tuyo, déjalo que se mueva.

Juan el Bautista dijo: «es necesario que yo mengüe, para que Cristo crezca». El yo nos ha causado muchos problemas. Recuerda «ya no vivo yo, más Cristo vive en mí».

Él quiere que tú seas un instrumento en las manos de Dios con la gloria de Dios. La gloria de Dios es la experiencia de caminar ciento por ciento de acuerdo con Dios.

Aquella persona que vive en santidad es la persona que está de acuerdo con Dios en todo. Aquel que puede decir de todo corazón: «la voluntad de Dios es agradable y es perfecta».

Cuando tú tienes esa vocación de agradar a Dios, entonces es feliz, porque el Señor cumplirá sus propósitos. Tú estás pasando por esas etapas de formación y Dios no se ha olvidado de ti.

El enemigo al que más destino, al que más propósito tiene, más lo ataca.

La persona a la que Dios va a usar en gran manera, el diablo la ha enfrentado toda la vida.

Aunque parece que estás yendo para atrás, Dios te está guardando.
La historia de José es una historia de un hombre con destino, como la tuya. El pueblo de Dios nació como una familia inicialmente y terminó siendo una gran nación. Por momentos esa familia pasó por circunstancias difíciles y algunos de sus integrantes también, como José.

Por causa de la túnica de colores sus hermanos le tenían envidia, sus hermanos conspiraban contra él, sus hermanos planearon matarlo, sus hermanos lo echaron en un pozo, sus hermanos lo vendieron y fue llevado de esclavo a la tierra de Egipto. Pero la mano de Dios estuvo con él porque José se guardó para Dios una y otra vez; cuando vino la tentación de adulterio aún, él dijo «¡no! porque yo sigo mi destino».

Ninguno de nosotros pasó lo que tuvo que vivir José. Dios lo está llevando poco a poco, lo está haciendo subir esas escaleras, esas etapas espirituales, hasta llegar a conocer el propósito inmenso de Dios. Ese propósito inmenso de Dios es que tu vida esté preparada para ser una habitación donde Cristo se pueda glorificar, donde los milagros puedan ocurrir, donde en cada lugar que entres lo que hagas prospere.

Has sido seleccionado por Dios para algo poderoso.

No tengas temor, porque si Dios te seleccionó, Él te va a dar posibilidades, fortaleza y capacidad espiritual para ir soportando cada una de las batallas y de las pruebas. Y al fin del camino, tú mirarás el pasado y dirás: «hasta aquí me ayudó Jehová». Hasta aquí me ayudó Jehová quiere decir «Dios me dio victorias hasta aquí, me llevó de gloria en gloria, de triunfo en triunfo».

Ha llegado el tiempo donde la gloria de Dios te visite y vas a recuperar. Dios restaurará, Dios devolverá, Dios traerá mucho más: doble honra, en lugar de confusión.

El diablo pensó que te tenía acorralado, pero Dios te sacó del pozo; el diablo pensó que estabas enfermo, pero Dios envió una palabra y te sanó.
Mizpa es el lugar donde recuperamos lo más precioso, la presencia.

Lo que hace que el enemigo tiemble delante de nosotros, es la gloria, es la presencia, es la lealtad, es el hambre por la presencia, por la adoración, por el servicio.

Mizpa es el lugar donde nos bañamos, nos sacamos la mugre, la suciedad espiritual y Dios nos echa agua limpia que nos lava la religiosidad. Algunos son tan religiosos que el diablo los ha neutralizado, los ha adormecido; y lo que antes llamaban pecado, ahora dicen «es una falla de carácter, es un problemita».

Cuando uno pierde la gloria, se neutraliza, el diablo te anestesia tu conciencia; pero en Mizpa la conciencia se limpia otra vez, se lava otra vez. Es el lugar donde ya no venimos a la iglesia a entretenernos, sino a derramar nuestro vaso de alabastro hasta la última gota que queda a Jesús, porque toda la gloria y la honra es para Él.

Nuestra delicia es adorarle, es contemplar la hermosura de su santidad, es un manjar que solamente pueden entender aquellos que han visto la verdad del evangelio.

Los israelitas se apartaron veinte años, pero llegó el día donde el Señor les dijo: «Olviden su pasado y comienzen otra vez».
Mizpa significa «nuestra salvación viene de Dios». Significa la torre donde veo a Dios salvarme, libertarme, venir otra vez.

Hoy en Mizpa él sana tus heridas, él te quita el rótulo de religioso, de profesional de la fe, de aquel que sólo viene a cumplir y te da un nuevo nombre, te permite acercarte a su gloria.

Él te lava, Él te purifica, Él te santifica, el agua fresca de su palabra te lava, la sangre de Cristo te limpia.
Que puedas ver tu vida dar fruto. El mover del Espíritu Santo quiere avivar el fuego y darte una nueva pasión.

Claudio Freidzon nació en Buenos Aires, Argentina, el 19 de septiembre de 1955. En 1986 fundó la Iglesia Rey de Reyes en Buenos Aires, que actualmente cuenta con más de 20.000 miembros. El ministerio del Pastor Claudio Freidzon se caracteriza por las manifestaciones poderosas del Espíritu Santo a través de señales y milagros. En 1992, en su búsqueda personal Claudio Freidzon le llevó a tener un poderoso encuentro con el Espíritu Santo, el cual revolucionó su vida y su ministerio. Claudio Freidzon es autor de los libros: Espíritu Santo Tengo Hambre de Ti, Tesoro en Vasos de Barro, y Rendido Totalmente

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