Tarde que temprano, Dios nos hará a todos una pregunta, ¿Qué hicimos con lo que Él nos dio? No nos va a pedir cuentas de lo que otros hayan hecho.
Cuando Dios se presenta ante Moisés, después de vivir 40 años apacentando las ovejas de su suegro, le pregunta: “¿Qué tienes en la mano?” Lo único que tenía era una vara de pastor con la cual guiaba a su pequeño rebaño. Ese instrumento tan rústico e insignificante se convirtió en la vara de Dios con la cual Moisés hizo grandes prodigios.
Cuando tú y yo tomamos lo que Dios nos da y lo ponemos a Su disposición podemos hacer grandes cosas. Esa vara de pastor entregada a Dios partió el Mar Rojo en dos, convirtió el Río Nilo en sangre, llenó a Egipto de ranas, piojos y langosta, derrotó a Amalec, y mucho más. ¿Qué podremos hacer tú y yo si ponemos nuestros talentos, posesiones, y todo cuanto tenemos a la orden de Dios?
Cuando tú y yo tomamos lo que Dios nos da y lo ponemos a Su disposición podemos hacer grandes cosas.
Dejemos de quejarnos por no tener el talento o los recursos de otros. Con lo que ya tenemos Dios puede hacer maravillas, sólo está esperando a que lo pongamos a Su disposición.