En este año, Dios me está desafiando a hacer oraciones atrevidas, a pedir por lo imposible. Desgraciadamente, yo mismo limito a Dios con mi falta de fe en Su poder y Su deseo de obrar.
Siento que Él nos está desafiando a todos a creer en lo extraordinario, lo milagroso, lo inalcanzable. Jesús mismo lo declaró: De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Jn 14:12
Josué fue un hombre que se atrevió a creerle a Dios por lo imposible. En medio de una batalla cuando el sol se estaba poniendo y sus enemigos estaban por fugarse en la oscuridad, hizo una oración audaz, pidiendo que el sol y la luna se pararan en su lugar. Creyó en que Dios tenía el poder y la voluntad de poner a todo el universo en pausa. Por un espacio de casi 24 horas, Dios hizo que se detuviera todo el sistema solar porque un hombre se atrevió a pedírselo
Dios hizo que se detuviera todo el sistema solar porque un hombre se atrevió a pedírselo.
Pedro fue otro hombre atrevido que le pidió a Jesús dejarlo caminar sobre las aguas de un mar enfurecido. Tenemos que dejar de limitar a Dios con nuestras oraciones mediocres y empezar a pedir audazmente más allá de las limitaciones de mi mente finita. El Dios que servimos puede y quiere hacer tanto más de lo que le hemos pedido hasta el momento, ¡atrévete a creer en Dios para lo imposible!