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Charles Stanley

Nuestras Necesidades Insatisfechas

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¿Hay circunstancias en las que ha estado orando por años? ¿Ha traído al Padre celestial una y otra vez ciertas situaciones, pero todavía siente como si Él nunca va a intervenir?

Tal vez se trata de una larga enfermedad, de una falta de empleo prolongada, o de una relación que no ha resultado como esperaba. Cuando no recibimos la respuesta que anhelábamos, podemos sufrir una inmensa decepción que nos lleve a dudar de que Dios proveerá de alguna manera.

A pesar de la promesa de Filipenses 4.19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”, es posible que usted no tenga la seguridad de que Él realmente la cumplirá. Y al comenzar la temporada de Acción de Gracias, el corazón puede estar tan desgarrado, los sueños tan hechos trizas, y las necesidades tan dolorosamente insatisfechas, que usted llegue a preguntarse si alguna vez habrá algo por lo cual dar gracias al Señor.

En momentos como éste, recuerde que Dios es absolutamente fiel. Esta puede ser una verdad que acepte, pero sintiendo al mismo tiempo mucha desilusión. ¿Por qué razón? Porque al concentrarse en la persistencia de su problema, es inevitable que tome el camino del desánimo y el escepticismo. Si usted quiere crecer en santidad mientras espera, debe comenzar con la verdad de las Sagradas Escrituras y de la fidelidad de Dios como el Padre celestial. Donde usted ponga su atención determinará su manera de pensar y tomar decisiones, lo que al final decidirá el camino que tomará.

Él puede parecer insensible cuando no viene de inmediato a sacarnos a flote. Pero Él ve todo el panorama desde su posición omnisciente, y está actuando para hacernos más semejantes a Cristo.

Dios promete satisfacer todas sus necesidades.

La realidad es que Dios sí satisface todas nuestras necesidades. Como creyentes, somos llamados a andar por fe en Él, no por vista (2 Co 5.7). Por tanto, mientras esperamos respuestas a la oración, debemos buscar una relación más profunda con Él y descubrir lo que Dios está tratando de lograr en y por medio de nosotros. Con esto en mente, he aquí tres verdades esenciales que nos guiarán mientras luchamos con las necesidades insatisfechas.

Dios quiere dar respuesta a sus necesidades. A lo largo de la Biblia, Dios nos invita a presentarle nuestras peticiones (Mt 7.7-10; Fil 4.6, 7;. 1 Jn 5.14, 15). Como nuestro Padre celestial, Él quiere darnos lo que necesitamos, y la mayor prueba de esto es el regalo de su Hijo. El Señor Jesús vino al mundo para satisfacer las necesidades físicas, emocionales y espirituales al enseñar la verdad, sanar a los enfermos, echar fuera demonios, y, finalmente, morir en la cruz para salvarnos. Si Dios no evitó que su propio Hijo muriera a favor nuestro, ¿no nos dará también todas las cosas (Ro 8.32)?

El Señor conoce sus necesidades. Aunque debemos hacer conocidas nuestras peticiones delante de Dios (Fil 4.6), el propósito de la oración no es informarle nuestras necesidades. Él es omnisciente y ya sabe lo que estamos enfrentando. La razón para buscar la ayuda del Señor, es que reconozcamos nuestra dependencia de Él. El objetivo debe ser expresarle nuestras preocupaciones y dejarle el modo y el momento de responder, confiando que en su sabiduría hará lo que sea mejor Ya que el conocimiento de Dios llega más allá que el nuestro, Él también sabe de qué necesidades no estamos conscientes. Desde su perspectiva divina, Él mira lo que está en lo profundo de nuestro corazón, así como en cada situación que enfrentamos. Aunque preferimos la ayuda inmediata, Él se enfoca en nuestras necesidades espirituales y eternas. Es por eso que puede parecer que Él no está cumpliendo su promesa, porque puede estar actuando para satisfacer una necesidad aun más importante en nuestra vida.

Dios tiene el poder de satisfacer sus necesidades. Nada puede frustrar los planes del Dios Todopoderoso. Él planea la solución a su problema, ordena los hechos, y produce la respuesta en el momento justo. La promesa de Jesús a sus discípulos sigue siendo aún verdadera: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mt 7.7). No importa lo grande que pueda ser el problema, Dios es más grande. Él “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Ef 3.20).
Pero, ¿qué hago si mis necesidades siguen insatisfechas?

Diferenciar entre necesidades y deseos.
Puesto que la promesa de Filipenses 4.19 se aplica exclusivamente a las necesidades, el primer paso debe ser determinar si usted tiene una necesidad o un deseo. Una necesidad es algo que es esencial para el cumplimiento del propósito de Dios para su vida. Esto incluye cosas esenciales como la alimentación, el vestido y la vivienda (Mt 6.31-33), pero también podría ser algo específico que se requiere para cumplir con el llamado particular que Dios le ha hecho. Por ejemplo, si usted es un misionero que distribuye Biblias en China, tener alguna forma de transporte sería necesario para usted. Pero la manera de responder el Señor a esa necesidad depende de Él. Puede proporcionar una mula en vez de un camión, pero proveerá alguna manera.

Por el contrario, los deseos son para nuestro placer o disfrute. Pero eso no significa necesariamente que sean malos. Dios no está a favor de la necesidad y en contra del deseo. De hecho, en el Salmo 37.4 (NVI) tenemos esta promesa: “Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón”. A veces, Dios pone un anhelo en nuestro corazón de algo que armoniza perfectamente con su voluntad. Él es un Padre tierno y generoso que “nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Ti 6.17).

Determine el origen de su necesidad.
Saber dónde se origina la necesidad nos ayuda a entender la manera de Dios de suplirla. Lo que la creó determinará su manera de responder a ella. Algunos de nuestros problemas son simplemente el resultado de vivir en un mundo caído. Entonces, el Señor actúa para fortalecernos de modo que podamos soportar y responder a los problemas de la vida con una actitud y unas acciones agradables a Él (1 P 2.12). Otras necesidades son creadas por nuestras decisiones imprudentes. En tales casos, Dios puede demorar la respuesta con el fin de darnos una lección (He 12.11-13).

Pero, ¿qué pasa si usted no puede determinar el origen de su necesidad? Es posible que tenga una vaga sensación de insatisfacción o de vacío, pero no pueda precisar la fuente. Esta clase de necesidad es, a veces, un asunto del corazón. Puede ser el resultado de experiencias pasadas que quizás se remonten a su infancia, En este caso, el método del Señor de sanar su alma puede requerir años de renovación gradual para alinear su mente con lo que Él dice que es usted ahora en Cristo (Ef 1.3-7). Ninguna persona, posesión o logro, puede llenar este vacío: solo Cristo puede hacerlo.

Identifique sus responsabilidades.
A veces, Dios interviene en una situación sin ningún esfuerzo de nuestra parte, pero la mayoría de las veces tendremos que actuar. Nuestra primera y más obvia responsabilidad es pedir ayuda al Señor. Quizás Él no ha respondido, simplemente porque no la hemos pedido, o hemos pedido con una motivación equivocada (Stg 4.2, 3).

Nuestra segunda responsabilidad es esperar a que Dios responda a nuestra necesidad en su tiempo. Cuando una situación se prolonga, tendemos a tratar de resolver el asunto. Al hacer esto, nos perdemos de lo que Él ha planeado y complicamos la situación.

La tercera responsabilidad es hacer exactamente lo que el Señor nos dice que hagamos. Si usted pasa tiempo a solas con Dios leyendo su Palabra y meditando en ella, pronto comenzará a escuchar su voz. Lo importante es que usted le obedezca. Esto no siempre es fácil. Puesto que Dios no piensa como nosotros, algunas de sus instrucciones pueden parecer ilógicas (Is 55.8, 9). Pero si usted obedece su dirección, Él le guiará directamente a la solución divina que Él tiene para su problema.

PREGUNTAS DE ESTUDIO

La historia de Pablo en 2 Corintios 12.1-10 nos enseña cómo responder cuando Dios no satisface nuestras necesidades como esperábamos.

Aunque Pablo estaba sufriendo, ¿cómo respondió el Señor a su oración sobre el “aguijón en [su] carne” (v. 7)?
En vez de concederle alivio inmediato, ¿a qué necesidad más grande en la vida del apóstol estaba Dios dando respuesta?
¿Cómo respondió Pablo a la decisión del Señor de qué era lo mejor para él? ¿Cuál fue su actitud?
Las prioridades de Dios al responder a las necesidades

Para comprender por qué Dios nos deja a veces en una situación difícil o confusa, debemos entender sus prioridades. Desde nuestra perspectiva terrenal, Él puede parecer insensible cuando no viene de inmediato a sacarnos a flote. Pero Él ve todo el panorama desde su posición omnisciente, y está actuando para hacernos más semejantes a Cristo.

Relación. El Señor nos invita a acercarnos a Él en tiempo de necesidad (He 4.16).
Semejanza a Cristo. Dios usa la adversidad para moldear nuestro carácter (1 P 1.6, 7.).
Fe. La tardanza requiere fe (Ro 4.18-21).
Dependencia. El Señor quiere que confiemos en Él, no en nosotros mismos (Pr 3.5, 6).
Arrepentimiento. Después de un tiempo en el pecado, la necesidad nos hace volver al Padre (Lc 15.17-18).
Sumisión. El deseo de Dios es que nos sometamos a su autoridad (He 12.9-11).
Recompensas. El Señor promete recompensas a aquellos que soportan la adversidad sin quejarse (He 10.32-36)

El Dr. Charles F. Stanley, pastor de la Primera Iglesia Bautista de Atlanta y fundador de Ministerios En Contacto. Charles Stanley nació el 25 de septiembre de 1932 en Dry Fork, Virginia. Charles Stanley ha escrito más de cincuenta libros, y forma parte de la lista de autores de éxitos de ventas del diario New York Time. Entre sus éxitos del Dr. Charles Stanley se encuentran: La paz del perdón, Cómo alcanzar su mayor potencial para Dios, En armonía con Dios, Trátelo con oración, Como Escuchar la Voz de Dios, etc. El deseo del Dr. Stanley es proclamar el evangelio al mayor número de personas como sea posible.

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