La cruz era el maximo castigo que se le podia aplicar a una persona. Pilato no hallo en Jesus delito alguno para condenarlo y penso en soltarlo, mucho mas cuando su esposa le dijo: “No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de el” (Mateo 27:19).
Pero todo fue en vano porque ya la multitud estaba contra Jesus y dijeron a Pilato: “Si a este sueltas, no eres amigo de Cesar; todo el que se hace rey, a Cesar se opone” (San Juan 19:12). Cristo, Rey de Reyes y Señor de Señores, la maxima autoridad de todo el universo, fue juzgado por un concilio humano.
El pueblo se volco contra El; aun la gente que recibio algun beneficio de Su parte. Pilato mando azotarlo. Lo amarraron a un poste, ataron Sus manos, el verdugo utilizo el latigo romano que tenia varios rejos con incrustaciones de metal y hueso afilado, y lo castigaron hasta desollarle la piel. Azote tras azote, latigazo tras latigazo, sin embargo, Jesus nunca se quejo.
Por lo general, muchos de los reos morian en el momento del azote, pero Jesus se mantuvo en pie, soportando humildemente el suplicio. Toda la ira de Satanas fue descargada contra El, hasta que no se vio piel en su espalda sino una llaga abierta.
Recibio treinta y nueve latigazos que desgarraron la piel de Su espalda. Con cada azote que El recibia, se destruia la enfermedad, se condenaba el dolor de la humanidad.
Jesus ¿por que tuviste que pasar por semejante flagelo? ¿Por que? no hubo misericordia en aquel verdugo? ¿Acaso no entendian que el Autor de la vida estaba alli? ¿Por que? los soldados no tuvieron una vision clara para comprender quien era ese hombre al que escarnecian? A todos estos interrogantes podemos responder que Jesus acepto voluntariamente el suplicio para poder otorgarnos una completa redencion, por lo cual vemos que cada etapa de la gran afliccion que aplicaron al cuerpo del Señor es, en realidad, un mensaje de liberacion.
Recibio treinta y nueve latigazos que desgarraron la piel de Su espalda. Con cada azote que El recibia, se destruia la enfermedad, se condenaba el dolor de la humanidad.
No es casualidad que los cientificos hayan descubierto treinta y nueve tipos de enfermedades diferentes en el cuerpo humano y que cualquier otro padecimiento sea una ramificacion de alguna de ellas.
Refiriendose a la obra de Jesu?s en el momento de Su flagelo por nuestra redencion, un escritor anonimo comentaba: “Esta obra dolorosa habria quebrantado el corazo?n, la espalda y la cerviz de todos los gloriosos angeles del cielo y de los ma?s poderosos hombres de la tierra”.
Si Jesus no hubiese querido ofrendar su vida por nuestra redencion, jamas nadie hubiese podido hacerlo. Por esta razon, ante El se postran los seres vivientes, los veinticuatro ancianos, los millones de millones de angeles y toda la creacion, reconociendo que el Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduria, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. (Apocalipsis 5:12).