Leemos más acerca de! viajede Elías en 1 Reyes 17:10: Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó y le dijo: "Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba". Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: "Te ruego que me traigas también un bocado de pan en mmano".

Vemos que Elías se detuvo confiando directamente en los milagros de la mano de Dios. Él se humilló y dijo: "Señora, con todo respeto, estoy aquí en nombre de Dios. ¿Podría, por favor, traerme un poco de agua y pan?" ¡Qué vergüenza! El gran siervo de Dios que estaba a punto de liberar a Israel de la idolatría, le pedía una plato de comida a una viuda que se estaba muriendo de hambre.

¿Cuántas veces ocurre que la pobreza no nos afecta, pero el miedo a la escasez casi nos destruye? Cuánta gente ha caído, no porque no tuviera suficiente para comer, sino porque no entendió el propósito del Señor en su época de escasez. Si tan solo hubieran continuado siguiendo a Dios, hubiesen podido sobrellevar y superar esa situación, de una u otra manera, él les habría provisto todo lo que necesitaran.

El terror yla vergüenza que sobrevienen por no entender el modo en que Dios obra pueden causar que muchos pierdan el ánimo y se den por vencidos. No comprenden que a veces debemos pasar tribulaciones, pruebas y luchas.

Terminan diciéndose a sí mismos: Vaya cambiar a otra religión. Vaya buscar otro lugar. No tengo suficiente comida; no tengo bastante agua. Dejo todo. Caminar con Dios es una empresa de fe. Sivamos a seguir adelante, para no perder nuestro fuego y nuestra bendición debemos caminar por fe.

No se trataba de que a la mujer no le alcanzaran las monedas para pagar el viaje en autobús, o el dinero para llenar el tanque de gasolina de su camioneta. Su dificultad era mucho más seria: ella estaba en una región que comenzaba a morir de hambre; la lluvia había dejado de caer.

En medio del desastre, aquí estaba el siervo de Dios pidiéndole un poco de agua y alimento (de los cuales le quedaba muy poco). Algunas veces Dios quiere que dependamos directamente de El, y en otras ocasiones, de circunstancias especiales que El organiza.

Quizá usted no sepa de dónde vendrá su próxima comida o su próximo tanque de nafta. Hasta se puede estar preguntando: ¿Qué vaya hacer con mis finanzas? ¿Cómo vaya llegara fin de mes con lo que tengo? Dependa del Señor y de lo que El puede darle.

Quizá le dé otro empleo. Tal vez lo ayude de otra manera. Puede ser que envíe a alguien que se cruce en su camino y le diga: "Tome, esto es para usted". Dios está haciendo una obra nueva.

Él desea usarnos, pero tenemos que ser sensibles a Su presencia y hacer lo que El dice. Elíasno dijo: "Ahora que no tengo dinero, voy a ir a tal y tal iglesia a pedirles plata". ¡No! El Señor le dijo: "Pídele a esa viuda; ésa es la mujer que te va dar lo que necesitas".

Cuando Elías le pidió a la viuda que le diera un poco de pan, ella respondió: "ViveJehová tu Dios que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija;y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir" (1 Reyes 17:12).

¡Qué situación la de ella! Le dijo: "Estimado señor Profeta, quiero hacerle saber que éste es mi último bocado con mi hijo; luego de esto moriremos de hambre. Todo lo que me queda es un puñado de harina. Estoy haciendo el último esfuerzo, usando las últimas fuerzas que me quedan. El desastre es inminente". Vea cómo le respondióel profeta: Elías le dijo: "No tengas temor; ve y hazcomo has dicho; pero hazme a mí primero una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.

Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: 'La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite dela vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra' " (1 Reyes 17:13,14).

Si usted es un pastor, sé cuán difícil es tomar una ofrenda cuando la gente está en apuros financieros. Quizás a veces usted ha estado ahí, parado sobre la tristeza y el dolor, con deseos de decir: "¿Cómo podemos seguir adelante con este trabajo que el Señor nos ha dado? ¿Cómo podemos tan siquiera tener confianza en que nuestras necesidades serán satisfechas?" Qué fácil es darse por vencido y abandonar la fe cuando las cosas parecen económicamente imposibles.