"Los cielos cuentan
la gloria de Dios, Y la expansión denuncia la obra
de sus manos." Salmo 19:1 "Dijo el necio en su corazón:
No hay Dios." Salmo 14:1
6. Dios
Es Grande
1. Es Grande en Poder
Creador
Si quieres ver la grandeza de Dios, mira a tu derredor;
contempla las montarías, los ríos y los océanos.
El poeta sabiamente ha dicho que sólo Dios puede
hacer un árbol. Sólo un gran Dios puede
crear todas las cosas maravillosas que integran el mundo
actual de la naturaleza.
Estimamos el mundo como algo muy
grandioso, pero si el sol fuese hueco y si se pudiera perforar
su superficie, se podrían colocar un millón
cuatrocientos mil mundos dentro del sol y aún habría
suficiente espacio dentro para que girasen. Y sin embargo,
hay muchos otros planetas en el sistema de Dios mucho más
grandes que la tierra. Un Dios poderoso los hizo a todos.
Resta que el hombre esté reverente ante su presencia.
Cuando pensamos en
el hombre capacitado para pensar, hacer planes, y actuar,
nos damos cuenta de que es la más asombrosa maquinaria
del mundo. Pero Dios la hizo con pensamiento y con palabra.
En cierta oportunidad un ateo dijo ante un gran gentío:
"Si -es que hay un Dios, que él me mate en este preciso
instante." Dios le hizo tanto caso a él como caso
le haría el océano al ladrido de un perro.
Es insensato que un hombre pequeño desafíe
a un Dios poderoso.
2. Es Grande
en Poder Redentor
El hombre fue creado
inocente pero se hundió en el pecado. Sin embargo,
Dios, con gran poder redentor, lo salva de su pecado. Dios
lo hizo, el diablo lo deshizo, y Dios puede rehacerlo.
Medita en la vida
que llevó algún temible personaje y dirás:
"Nada puede cambiar ese individuo, salvo Dios." Y Dios efectúa
ese cambio; oyes hablar de algún evangelista, quien
se refiere a su vida pasada en la siguiente forma: "De la
casa de juego al púlpito." ¿Qué efectuó
dicho cambio? Sólo el poder redentor de un Dios poderoso.
Si eres el pecador más vil del mundo, eres tú
a quien Dios busca. Su poder puede transformar tu vida.
Cuan glorioso es
el cambio operado en mi ser,
Viniendo a mi vida
el Señor;
Hay en mi alma una
paz que yo ansiaba tener,
La paz que me trajo
su amor.
3. Es Grande
en Poder Protector
Cuando Dios salva
a un individuo, no hay poder en la tierra, en el cielo,
o en el infierno, lo suficientemente fuerte para arrancarlo
de la mano del Padre. Dios es más poderoso que el
demonio y que todos los demonios del infierno. Podrán
asaltar el alma del hombre, pero Dios lo protegerá.
Jesús dijo: ". . . y no perecerán para siempre,
ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que
me las dio, mayor que todos es; y nadie las puede
arrebatar de la mano de mi Padre." (Juan 10:28, 29) Un hombre
podrá decir que no puede aguantar. Pero no es suya
la responsabilidad de aguantar; es de Dios. Debemos confiar
plenamente en él y no tratar de vivir confiando en
nuestras propias fuerzas. Dios es grande y todos los demonios
del infierno son pequeños comparados con él.
Si rendimos nuestra vida a él, él nos protegerá
eternamente.
7- Dios Es
Amante
Algunas personas
creen que Dios es un tirano severo quien se enfada ante
una sonrisa y que nos manda al infierno cuando nos apartamos
un poco del camino trazado. Esto es absolutamente erróneo.
Dios nos ama y Dios se preocupa por nosotros. Si somos castigados
por nuestro pecado, no es culpa de Dios; es nuestra la culpa.
( 1 ) El Amor
de Dios Es Demostrado en la Dádiva de Su Hijo, Quien Vino a Morir por Nosotros
El amor más
grande del mundo no es el de una madre por su, hijo, ni
el amor de un patriota por su patria, sino que es el amor
de Dios por los pecadores perdidos. Supongamos que alguien
me dijera: "Debe usted sacrificar a su hijo para que muera
por el pecado de otro hombre." Inmediatamente le diría
al tal sujeto: "¡No! No sacrificaré a mi hijo. Que
el hombre muera por su propio delito." Pero, ¿qué
dijo Dios? Su Hijo, el más hermoso entre diez mil,
el completamente hermoso a quien Dios amaba de todo corazón,
a éste dio para que muriera, a fin de que los pecadores
pudieran encontrar el camino al cielo, al oír el
gemido que ascendía de un mundo pecador.
El sacrificio es
la prueba más severa del amor. Alguien me puede decir
que me ama, pero en realidad no sé si me ama
sino hasta en tanto que lo pruebe mediante el sacrificio.
Yo leo que Dios me ama y lo creo, pero mi fe busca la realidad
cuando me acerco a la cruz. Contemplo la forma de quien
está muriendo y gimo: "Señor, ¿me amas?" Y
entonces él me muestra las huellas que dejaron los
clavos en sus manos y en sus pies, y sé que Dios
me ama. Cristo sufrió intensamente sobre la cruz
pero allá en el cielo, Dios también sufrió.
Cada punzada, cada gemido, y cada azote eran una estocada
en el gran corazón del Padre Celestial.
Supongamos que uno
de tus hijos hubiera sido hecho prisionero de guerra. Supongamos
que tú hubieras tenido que presenciar, impotente,
el azote infligido a tu hijo y, para rematar todo, su muerte.
Te hubiera dolido y te hubiera hecho trizas el corazón.
Nunca serías el mismo después de haber presenciado
tamaña tortura. Pero permíteme decirte que
Dios estaba presenciando la escena cuando el pecado mató
a su Unigénito. Hirió el gran corazón
de Dios pero él lo soportó todo por su gran
amor por ti y por mí
2. El Amor
de Dios Es Demostrado en Su Cuidado Diario
Somos propensos a
olvidar que Dios es quien cuida de nosotros cada momento
de cada día.
Hace mucho que hubiéramos
dejado de existir sin su cuidado. En realidad, podemos afirmar
como Jeremías de antaño: "... sus misericordias.
Nuevas son cada mañana." (Lamentaciones 3:22, 23)
Cuando el médico se coloca al lado de la mesa de
operaciones y practica una delicada operación quirúrgica,
el más leve desliz de la mano puede ocasionar la
muerte. Pero Dios guía esa mano. Centenares de veces
hemos estado en situaciones en que una equivocación
hubiera significado segura muerte. No lo sabíamos,
pero Dios estaba allí a nuestro lado, cuidándonos.
3. El Amor
de Dios Es Demostrado en Su Misericordia Hacia los Pecadores
Tú y
yo fuimos pecadores tan perversos que merecíamos
la muerte y sólo la muerte. ¡Cuánto nos debe
haber amado Dios, aun cuando estábamos en nuestros
pecados!
El viejo tabernáculo
Moody de la ciudad de Chicago, EE. UU. de N. A., ostentaba
estas tres palabras sencillas sobre el púlpito: "Dios
te Ama". Cierto día transitaba un pecador por esa
calle, se paró ante el templo, abrió su puerta,
y miró hacia adentro. Cuando vio esta inscripción,
maldijo, diciendo luego: "Dios no ama a un individuo envilecido
como yo." Continuó andando por la calle pero no podía
borrar la impresión que esas tres palabras le habían
producido. Se dio cuenta de que se sentía impelido
a regresar a ese templo.
Regresó, entró, y
con los ojos fijos en la inscripción, se dirigió
al frente por el pasillo. justamente en esos momentos, el
Sr. Moody entraba en el tabernáculo por otra puerta.
Vio al hombre, le habló, oró con él,
y pronto el hombre estaba regocijándose en su salvación.
¡Oh, si pudiéramos conseguir que los hombres se dieran
cuenta de cuánto los ama Dios, más fácilmente
podríamos ganarlos para Cristo!
III. RELACION
PRESENTE DE DIOS CON EL MUNDO Y CON EL HOMBRE
1. Gobierna
los Asuntos del Mundo
A veces parece que
el mundo se tambalea al borde de inminente catástrofe
pero detrás de los nubarrones, Dios todavía
está sentado en su augusto trono y Dios aún
reina supremo en el universo. El ensalza naciones y él
las derriba, según su propósito. El enalteció
a muchas naciones en los tiempos antiguos; estas naciones
se desviaron por sendas de pecado y de iniquidad, y el Señor
las derribó.
2. Castiga
el Pecado y Premia la justicia en el Mundo
El hombre no puede
quebrantar la ley de Dios aquí en el mundo y salir
airoso. Tú puedes decir: "Enseñe lo que enseñara
la Biblia, yo haré lo que se me antoje", pero no
puedes salirte con la tuya. Dios tiene algunas leyes incambiables
en este mundo y si estas leyes son quebrantadas, el castigo
desciende automáticamente sobre el transgresor.
De esta manera, el
creyente es castigado. Un hijo de Dios nunca sufrirá
en la eternidad, pero si no vive de la manera que debe en
este mundo, Dios lo castigará. Los hijos de Dios
son también premiados en este mundo. Si vives una
vida consagrada y caminas de acuerdo con la voluntad de
Dios, él te bendecirá aquí en la tierra
como también en la eternidad.
IV. LA RELACION FUTURA
DE DIOS CON EL MUNDO Y CON EL HOMBRE
1.
Será un juez justo
El juzgará
a aquéllos que están sin Cristo. El rico,
el pobre, el mendigo, el ladrón, el entendido, el
torpe, el rey, el esclavo, el grande, el pequeño,
todos los hombres tendrán que rendir cuentas a Dios
sobre la manera en que han vivido en este mundo.
Según la Palabra
de Dios, hay dos tronos de juicio que nos aguardan en la
eternidad. El primer trono será el de Cristo, donde
el Señor Jesús juzgará a todos los
cristianos según sus obras, premiándolos de
acuerdo a la manera en que han servido al Señor y
vivido para su gloria. El otro trono es el gran trono blanco,
donde Cristo juzgará a todos los incrédulos
y pecadores, castigándolos según sus obras.
No podrás declararte inocente cuando estés
delante de este trono. Dios lleva las cuentas y él
sabe todo cuanto hemos realizado, dicho, o pensado. Ahora
él ofrece salvarte; entonces, será tu juez.
Sus brazos están abiertos, brindándote amorosa
invitación; en aquel día, su brazo señalará
el fuego eterno para los perdidos.
2. Premiará
a los Fieles y Castigará a los Pecadores
Ante el trono de
Cristo, él premiará a los fieles; ante el
augusto trono blanco, él pronunciará la condena
sobre los pecadores. Tú puedes vivir perdidamente
aquí pero serás condenado allá. No
puedes escaparte del juicio. La mano que fue traspasada
en la cruz por ti te señalará el camino a
los abismos tenebrosos. Pero, gracias sean dadas a Dios,
aquéllos que han confiado en Cristo están
salvos ahora y serán recompensados entonces.
Un predicador soñó
que había muerto y que estaba ante el tribunal eterno.
Se le preguntó: "¿Siempre ha sido usted bueno?" "No",
contestó. "¿Siempre ha sido justo?" "No", repuso.
"¿Siempre ha sido puro?" "No", contestó, inclinando
su cabeza bajo el peso de la condenación que ya sentía.
Entonces vio que una luz brillante iluminó el recinto
donde él estaba y que alzó la vista para mirar
el rostro de Cristo Jesús.
El Salvador lo rodeó
con sus brazos y alzando la vista al trono, dijo: "Padre,
sé que no siempre ha sido bueno, que no siempre ha
sido justo, que no siempre ha sido puro; pero allí
en el mundo él testificó por mi y aquí
yo intercederé por él." Gracias a Dios, si
confesamos su nombre aquí, él nos confesará
ante el Padre. En aquella tierra donde no habrá lágrimas,
él nos dará abundante recompensa; dejaremos
la cruz para tomar la corona.
3. Vivirá
Eternamente con Sus Hijos
El mayor gozo que
puede tener un creyente en este mundo es el de disfrutar
de unos momentos de comunión ininterrumpida con el
Padre Celestial. Pero en el cielo tendremos comunión
perfecta con él, donde las congregaciones no se dispersarán
ni finalizarán los sábados. Así siempre
estaremos con el Señor.
Amigo mío,
éste es el Dios por quien debes vivir.
El es el Dios a quien
debes conocer, poderoso y bueno, amante y misericordioso.
El te ofrece lo mejor aquí, pero si rehusas aceptar
sus ofertas, él será tu juez en la eternidad.
¿Estás listo para hacer frente a aquel día?
¿Estás preparado para encontrarte con Dios y rendirle
cuentas de tu vida?
El Dr. J. Wilbur
Chapman fue pastor de una gran iglesia de Filadelfia, EE.
UU. de N. A. Cierto domingo después del servicio,
uno de los dirigentes de la iglesia le dijo: "Dr. Chapman,
¡cuánto desearía que usted gozase de una salud
como la mía! Nunca me quejo por dolor alguno, nunca
necesito de los servicios de un médico, ni jamás
tomo medicinas." Tres semanas más tarde sonó
el teléfono del Dr. Chapman muy temprano por la mañana.
Lo llamaban de la casa de este individuo.
Cuando llegó
allí el Dr. Chapman, la hija del señor ya
mencionado le hizo pasar, llorando en tal forma que parecía
que su corazón se despedazaba. Ella dijo: "Esta mañana
mi padre me despertó y me pidió que nos encontráramos
dentro de quince minutos en el comedor. Fui allí
y lo esperé, pero no llegó. Subí a
su cuarto y allí lo halle. Estaba sentado en su silla
favorita, con el periódico en sus manos pero con
la cabeza inclinada sobre su pecho. Su alma había
volado para estar con Dios." Nunca había padecido
un dolor, no había tenido una queja, ni había
necesitado de un médico, Y sin embargo, en el breve
transcurso de quince minutos había salido de un mundo
para entrar en otro.
¿Estás listo
para cuando te llegue esa hora? Hay una sola manera mediante
la cual puedes prepararte; acércate a Dios por medio
de Cristo Jesús, su unigénito Hijo, y todo
quedará listo para siempre.
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