La Biblia declara que Jesús es la vid y nosotros sus ramas:

"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mi, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer." (Juan 15:5)

El propósito divino de Dios es el que nosotros produzcamos fruto:

"No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; ara que todo lo que pidieseis al Padre en mi nombre, el os lo de" (Juan 16:16)

Para poder obtener fruto, usted debe de llevar a cabo lo siguiente:

Debe de conocer al Maestro mejor - ya que él es la fuente del fruto. Busque al Señor por medio de sus oraciones y en su Palabra. Pase mas tiempo con Él y lo llegara a conocer mas a fondo. Jesús es Quien produce el fruto, pero somos nosotros quienes lo cultivamos. Por lo tanto el fruto del Espíritu es el fruto de Jesús. Si usted quiere producir fruto, entonces debe de conocer la maravillosa presencia del Señor, pues Él es la fuente del fruto.

Sea plantado propiamente y no permita malas influencias en su vida. Es imposible el producir fruto cuando usted vive una vida carnal. Únicamente cuando usted se deleite en Él y medite en la ley del Señor, es que usted será como el árbol que ha sido plantado junto a las aguas del río
(Salmo 1:1-3)

Plántese en la congregación o iglesia correcta. Usted debe de estar plantado en la iglesia correcta (Salmo 92:13-14) Asegúrese de que usted esta siendo alimentado espiritualmente por un buen Pastor quien "como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad"
(2 Timoteo 2:15)

Galatas 5:22-23 describe los frutos del Espíritu que Dios quiere cultivar en usted y en su vida:

"Mas el el Fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; Contra tales cosas no hay ley" (Galatas 5:22-23).

Note que no son "frutos" (plural), sino "fruto" - Un Fruto del Espíritu revelado en nueve manifestaciones:

Amor: Cuando el fruto del Espíritu empieza a manifestarse en su vida, la primera característica que se hace evidente es un amor supernatural, el amor que es fijado en su corazón por el Espíritu Santo (Romanos 5:5) Es un amor arraigado y bien cimentado (Efesios 3:17-19)

Jubilo: El jubilo viene como resultado de la fortaleza (Nehemias 8:10) El Salmista y el profeta Isaías ambos se referían al "jubilo de la salvación" (Salmo 51:12 e Isaías 12:3). Este jubilo supernatural nada tiene que ver con sus emociones. Es manifiesto en el campo del Espíritu. Cuando el Espíritu Santo se une con su espíritu durante la salvación y produce un jubilo instantáneo. Es un jubilo divino que viene como resultado de la Palabra de Dios en usted.

Paz: Es una paz supernatural que proviene libremente de Dios (Juan 14:27). Es una paz que viene como resultado de la justificación (Romanos 5:1) y que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7) La paz viene a raíz de una vida de obediencia a la Palabra de Dios (Salmo 119:165)

Paciencia: Este fruto es el que va dirigido a otros seres humanos. Es un amor puesto a prueba. Es una cualidad que nos permite perdonar a otros (Colosenses 1:11 y 3:13)
Benignidad: El Apóstol Pablo nos presenta una ilustración acerca de este fruto y lo compara con una madre cuidando a su hijo (I Tesalonicenses 2:7) Mateo 10:16 habla de que los hijos de Dios deben de ser "inofensivos como una paloma" La benignidad es paciencia con un toque de sanidad. La benignidad es una cualidad que lo hace a usted grande ante los ojos del Señor (2 Samuel 22:36).

Bondad: La bondad viene como resultado de poner en practica la santidad y virtud y es una clara señal de alguien que conoce a Dios (Romanos 15:14). Debemos de extender bondad, afecto fraternal a todo aquel que nos odia (Lucas 6:27) y hacer el bien cada vez que tenemos una oportunidad de hacerlo (Galatas 6:10). Santiago 4:17 claramente expresa que si sabemos hacer el bien y no lo hacemos, caemos en pecado.

Fe: Es un regalo de Dios, pero también es una manifestación del fruto del Espíritu. El regalo de la fe es impartido por Dios por medio de su Palabra para situaciones especiales. Sin embrago el fruto de la fe es producido por el Espíritu Santo con el único propósito de que nosotros podamos vivir una vida Cristiana. El fruto de la fe nos da la oportunidad de vivir en la fe (Romanos 5:2).

Sin esta clase de fe, es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6) El regalo de la fe viene por una temporada y con un propósito - no está presente con usted día a día. Este tipo de fe es el cual nos permite mover montanas (I Corintios 13:2) El fruto de la fe esta ahí cada hora de cada día. El regalo de la fe no lo justifica - lo llena de poder. Es el fruto de la fe el que lo justifica. Abraham fue justificado gracias a su fe (Romanos 4:2-3).

Mansedumbre: La mansedumbre no es una debilidad. Es un espíritu libre de toda rebelión y orgullo. Es una especie de sumisión de esclavo hacia Dios y una dependencia de Él en vez de independencia de Él. Jesús dijo: "Bienaventurados sean los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad" (Mateo 5:5) Uno de espíritu afable y tranquilo es venerado por Dios (I Pedro 3:4) Dios guía a los humildes (Salmo 25:9) y los embellece por medio de la salvación (Salmo 149:4).

Templanza: La templanza es la abstinencia, dominio propio en: cuerpo, alma y espíritu (I Corintios 9:25)

Estas nueve manifestaciones del fruto del Espíritu Santo nos ayudan a eliminar una vida espiritual estéril, nos da una vida fructífera, podemos combatir la corrupción del mundo y compartir la naturaleza divina de Dios:

"Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

Vosotros también poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud, conocimiento; al conocimiento dominio propio; al dominio propio, paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejaran estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo" (2 Pedro 1:4-8)

Jesús es Quien produce el fruto, pero somos nosotros quienes lo cultivamos...

La fe es un regalo, pero también es la manifestación del fruto del Espíritu.